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Columna
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Vapuleo administrativo

No digo yo que no haya excepciones para confirmarla, pero la regla en Euskadi es el tuteo. Aquí te tutean enseguida, tengas la edad que tengas y casi en cualquier circunstancia. Tampoco negaré que, en ocasiones, esa opción sienta, viene, queda de maravilla. Es un modo de situar de entrada a los interlocutores en el mismo plano, de facilitar así la comunicación, limando distancias o augurando cercanías, pero en otras ocasiones lo observo como una falta de sentido de la ubicación espacio-temporal, recorrido en el trato social o incluso de consideración y/o respeto por el prójimo. En cualquier caso, tiendo a lamentar, más que el tuteo en sí, el automatismo con que se produce entre nosotros. Tiendo a verlo como una pérdida de libertad (si no hay más de una opción, se anula la posibilidad de elegir), de expresividad y aventura en las relaciones sociales. Entre el usted y el tú media una geografía de posiciones, visiones y emociones que invita al viaje, un viaje de descubrimiento y ganancia de accesibilidad, confianza, afecto. Un desplazamiento de lo cerrado a lo entornado, de lo impersonal a lo íntimo, o al menos a lo intimable.

La Administración nos habla de tú para marcar distancias
Entre el usted y el tú media una geografía de posiciones y emociones

Pero hoy quisiera detenerme en el tuteo administrativo, en las razones que llevan, por ejemplo, al Gobierno vasco a tutearnos en sus campañas públicas. "Para consumir sin sorpresas, infórmate", nos dicen desde una consejería. "La gripe es contagiosa. Vacúnate", desde Osakidetza, a pesar de que la campaña va dirigida a mayores de 65 años. Personalmente, no termino de verlo bien, tal vez porque no acabo de encontrarle a ese trato una buena razón de ser. Descarto por inverosímil (vistas, por ejemplo, las pensiones de unos y de otros, o la alegalidad) que la Administración busque con el tuteo colocarse con el ciudadano en un mismo plano. Descarto también el deseo de familiaridad (para el Gobierno vasco formamos una gran familia, ni siquiera mal avenida; cuando el lehendakari dice "nosotros" se le entiende muy bien, se aprecia enseguida que no lo dice con idea de incluir, sino de distinguir).

Descartadas la igualdad y la familiaridad, me inclino por el tuteo como signo jerárquico. La Administración nos habla de tú para marcar distancias, una distancia que en ocasiones se me representa como la relación entre un adulto y un menor de edad civil: alguien que no sabe lo que se hace, a quien hay que orientar porque solo se enreda o se extravía. Alguien a quien hay incluso que reprender por mal comportamiento. Que el Gobierno vasco piensa que no sabemos lo que queremos, o que sabe mejor que nosotros lo que nos conviene, lo demuestra el hecho de que sigue insistiendo en que nuestra voluntad, expresada durante 30 años en las urnas con absoluta y coherente regularidad, no es nuestra voluntad; que las visiones de sociedad y las opciones políticas que llevamos decenios prefiriendo con nuestro voto, no la contienen. Ni reflejan madurez ciudadana, convicción o claridad de ideas.

Y luego están las reprimendas institucionales, como si fuéramos niños (aunque a los niños de verdad ya casi nadie les riñe). Como la contenida en la campaña para el Día sin Coche. En el anuncio de la consejería de Medio Ambiente aparecía, sobre la imagen de un coche antiguo y unos trasnochados señores de canotier, este lema: "Utilizar el coche de forma irresponsable en el siglo XXI es dar marcha atrás en el tiempo, contaminar más... y agravar el cambio climático". Luego, con la foto a color de una joven en un transporte colectivo, el anuncio concluía: "Sube al transporte de hoy. Coger el tren, el bus... Este es el transporte de hoy... ¿Te subes?" Como si los ciudadanos fuéramos niños que no saben aún lo que hay y lo que se hacen. Niños malos, además, que no cogen el tren por capricho o vicio contaminante. Pero, vamos a ver, ¿qué tren cogemos, hoy mismo, para llegar a cualquiera de nuestras capitales o de nuestros aeropuertos? ¿Qué líneas, frecuencias u horarios de servicio nos permiten considerar el tren o el autobús una alternativa de transporte siempre? Lo dicho, un tuteo como un vapuleo administrativo, inmerecido y desconsiderado.

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