El desplome de Wall Street ensombrece la cumbre del G-7
Solbes cancela su asistencia a la asamblea de despedida de Rato del FMI
Wall Street recibió ayer a los responsables de los siete países más industrializados del mundo con el mayor batacazo desde el pasado 9 de agosto, cuando la crisis de las hipotecas subprime azotó a los mercados. La asamblea del FMI, que se celebra de forma paralela, contará con una baja de última hora: el vicepresidente español, Pedro Solbes.
Los ministros de Finanzas y gobernadores centrales del G-7 se encontraron con una caída en el Dow Jones del 2,64% y descensos similares en el Nasdaq y el S&P. Estos retrocesos remitían a los peores momentos de la crisis subprime y en un día cargado con un fuerte simbolismo: ayer se cumplían 20 años del crash del 87.
Los países ricos urgen a China a que reflote su moneda con más rapidez
La reunión ya estaba enturbiada por el impacto en el crecimiento de la congelación del mercado de crédito, el encarecimiento del petróleo y la volatilidad de las divisas. El propósito del G-7 era lanzar un mensaje que ayudara a recuperar la confianza y apoyar la expansión. Y en este sentido dijo que la economía permanece fuerte.
Los responsables del G-7 urgieron a China a que acelere la revalorización de su moneda. Siguen pensando que el mercado es el que debe fijar libremente el valor de las divisas, en base a los pilares económicos en los que se apoyan sus monedas, sin hacer mención alguna a la debilidad del dólar.
Los ministros optaron por mantener casi igual el mensaje que repiten desde hace cuatro años, por el que los siete países (EE UU, Canadá, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia) reiteran la doctrina por la que los mercados siempre tienen razón al establecer el valor de las monedas, aunque mostrándose contrarios al exceso de volatilidad y movimientos desordenados.
Europa, que no era capaz de tener una posición común sobre la fortaleza o no del euro, se presentó firme para que se presionara a China a que reflote el yuan y reiteró a los demás países que pongan de su parte para reducir los desequilibrios globales.
La novedad del comunicado del G-7 está en la petición expresa que se hace a los bancos, para que evalúen los riesgos que representan para el sistema financiero hacer negocios con Irán y den los pasos necesarios para protegerlo frente a actividades de lavado de dinero y financiación del terrorismo. El secretario del Tesoro de EE UU, Henry Paulson, estaba muy interesado en sacar adelante esta medida colectiva, la primera de esta naturaleza contra Teherán.
Los países en desarrollo (G-24), entre tanto, quieren aprovechar la crisis de las economías avanzadas para hacer escuchar su voz. Además, echan un jarro de agua fría a las propuestas para la reforma del Fondo, que califican de "decepcionantes" e "inaceptables" cuando Rodrigo Rato está a punto de dejar la entidad.
La asamblea anual del FMI que supondrá la despedida de Rato no contará con la presencia del vicepresidente y ministro de Economía español, Pedro Solbes, que ha cancelado su participación. Fuentes del Ministerio de Economía indicaron que su visita "no será necesaria" porque sólo queda "una discusión sobre cuotas, que está bloqueada". La conferencia de prensa que Solbes tenía prevista la llevará a cabo el secretario de Estado de Economía, David Vegara.
El Gobierno ya había expresado en junio su malestar por la renuncia anticipada "sin una causa justificada" del todavía director gerente del FMI. "La marcha de Rato no da una imagen seria de España", apuntaron entonces fuentes del Gobierno, que subrayaron el esfuerzo hecho para su nombramiento. Es posible que ese malestar se haya acrecentado por el hecho de que el FMI redujera esta semana en siete décimas la previsión de crecimiento para España en 2008, hasta el 2,7%. Solbes todavía defiende que la economía puede crecer el año que viene un 3,3%, como prevén los Presupuestos.
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