La avalancha Dylan
Son varias las generaciones que viven iluminadas por la antorcha de Bob Dylan. Seamos más específicos: masas de variadas edades que hasta han interiorizado frases dylanianas, aptas para ser invocadas o aplicadas en un momento dado. Pueden expresar la desconfianza ante los que pretenden guiarnos: "no necesitas un hombre del tiempo / para saber de donde sopla el viento" o "no sigas a líderes / vigila los parquímetros". Enseñan reglas de comportamiento: "para vivir fuera de la ley, debes ser honrado". Sin olvidar las predicciones más abusadas, sobre las respuestas que están volando en el viento, la dura lluvia que va a caer o esos tiempos que siempre están cambiando.
He citado de memoria, lo cual
LETRAS 1962-2001
Bob Dylan
Traducción de Miquel Izquierdo
y José Moreno
Notas de Alessandro Carrera
Global Rhythm Press-Alfaguara
Barcelona, 2007
1.264 páginas. 59 euros
tiene sus riesgos. Precisamente para evitar deslices, se publica la edición bilingüe de Bob Dylan Lyrics 1962-2001, su colección de letras (frustrantemente, no cubre Modern times, su disco de 2006). Un tomo que viene acompañado de cierta polémica en sordina: la primera versión corrió a cargo de Rodrigo Fresán pero hubo un desacuerdo entre el escritor argentino y la editorial barcelonesa Global Rhythm Press, que terminó encargando una nueva traducción al equipo formado por Miquel Izquierdo y José Moreno; también se ha prescindido de las voluminosas notas de Rodrigo Fresán, reemplazadas por los comentarios de Alessandro Carrera para la versión italiana.
Se trata, debe advertirse, de una edición para buenos conocedores de la obra de Dylan. Un ejemplo: está ordenada cronológicamente y carece de un índice alfabético de canciones, por lo que el lector debe tener una idea previa de la época en que se publicó determinada composición si pretende localizarla con rapidez. Tampoco ayuda el que no haya notas a pies de página; los comentarios aparecen al final de cada bloque (que incluye un elepé y sus canciones satélite).
Como se puede imaginar, tra
ducir a Bob Dylan no es asunto sencillo. En el prólogo, los responsables resumen con humor los obstáculos que han encontrado: "Una sintaxis tortuosa cuando no intransitable, metáforas descabelladas o decapitadas, alusiones enigmáticas, oraciones truncadas, citas encubiertas o descubiertas, visiones herméticas, cartas sacadas de la manga, juegos de manos y de palabras, ambigüedades, zumbidos, equívocos, caprichos, extravagancias, caminos sin retorno, cantos que ruedan y balas perdidas...".
E insisten más adelante: "Metáforas agazapadas, rarezas jergales, expresiones fósiles, citas textuales, juegos de palabras traducibles, aparentes modismos utilizados en sentido recto o doble, bromas no demasiadas privadas, alusiones no demasiado crípticas, códigos descifrables".
Izquierdo y Moreno han
do por españolizar a Dylan, incluso se podría hablar de mexicanizar: se ha recurrido al patrón del corrido en temas de resonancias folclóricas como John Wesley Harding. En todo caso, huyen de las traducciones literalistas que antes dominaban. Así, A hard rain's gonna fall se convierte en Será atroz la lluvia. La monumental Sad-eyed lady of the lowlands queda como empequeñecida al quedarse en Triste dama del llano, lo mismo que el misterioso Mr. Tambourine man, reducido a Señor del pandero. Otras veces cuesta reconocer el original: I am a lonesome hobo se traduce por Soy un golfo solitario y Peggy Day queda naturalizada como Marga Día. Los efectos son curiosos: Lay, lady, lay se transforma en un título serratiano, Échese en mi lecho, señora.
opta
Aun así, son opciones que parecen elegidas meditadamente y que darían para un vivo debate. Cuesta entender la inquina con que algunos fans de Dylan se han enfrentado al libro. Excepto si se considera que, para ellos, se trata realmente de textos sagrados. Como los verdaderos creyentes, sólo deberían leerlos en la versión original y con las rodillas en tierra, mirando hacia Duluth.
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