_
_
_
_
_
Violencia en Pakistán

Baño de sangre para recibir a Benazir Bhutto

Más de 100 muertos y 200 heridos en Karachi en un atentado contra la ex primera ministra

La amenaza se cumplió y la alegría por el regreso de Benazir Bhutto se tornó en sangre y lágrimas. Dos explosiones casi simultáneas contra la cabecera de la caravana en la que la líder del Partido Popular de Pakistán (PPP) se dirigía al mausoleo del fundador del país, Mohamed Alí Jinnah, causaron al menos 124 muertos y unos 200 heridos, según fuentes hospitalarias. Bhutto resultó ilesa porque en ese momento se había retirado al remolque del camión sobre el que se desplazaba, después de 11 horas saludando a la multitud congregada en las calles para recibirla. Fue un trágico final de una jornada que comenzó con las lágrimas de emoción de la ex primera ministra, que volvía al país tras ocho años de autoexilio.

"Los terroristas quieren tomar mi país y vamos a pararles", dijo a los periodistas en el avión
Bhutto había recibido amenazas de un grupo radical de la zona fronteriza con Afganistán
Más información
La amnistía protege a Bhutto de los casos de corrupción
Un país amenazado por el extremismo

En el avión que la traía desde Dubai (Emiratos Árabes Unidos) a Karachi, Bhutto aseguró que no tenía miedo por las amenazas recibidas. La líder opositora advirtió a los extremistas musulmanes que los ataques suicidas son contrarios al Corán, y afirmó que cualquiera que arranque la vida de una mujer "arderá en las llamas del infierno".

Las dos explosiones simultáneas ocurrieron pasada la medianoche de hoy, hora local (tres horas menos en la España peninsular), cuando la caravana se acercaba al mausoleo. Según fuentes gubernamentales citadas por la cadena de televisión paquistaní Dawn, todo apunta a que se trató de un ataque suicida. Bhutto pidió la dimisión inmediata del jefe de los servicios de inteligencia.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El terror y desconcierto se quedó marcado en todos los simpatizantes del PPP. Pese al enorme número de periodistas y cámaras presentes, nadie acertaba a valorar la tragedia. Se necesitaron muchos minutos para despejar el lugar y comenzar a enviar a los heridos a los hospitales de la ciudad. Bhutto fue sacada del escenario de las explosiones y conducida de inmediato hacia su casa, situada en el centro de Karachi, la mayor ciudad del país. Conforme pasaban las horas, aumentaba el número de muertos y se escuchaban por todos lados los llantos de la gente.

Provista de un chaleco antibalas bajo su blusón verde, Benazir Bhutto, de 54 años, había rechazado colocarse detrás de una pantalla blindada en el camión en el que se desplazaba. "Estoy muy feliz y orgullosa de volver a cumplir con mi responsabilidad para con mi pueblo", dijo la hija de Zulficar Alí Bhutto, el primer ministro ahorcado en 1979 por el dictador Mohamed Zia ul Haq.

"Si queremos salvar a Pakistán del extremismo, necesitamos la democracia. Los terroristas quieren tomar mi país y vamos a pararles", declaró a EL PAÍS durante el vuelo. "Ha llegado la hora de la democracia a Pakistán", sentenció, queriendo espantar los fantasmas que atenazan a este país de 165 millones de habitantes.

De momento, es imposible saber quién está detrás del atentado. Bhutto había recibido amenazas de muerte de un grupo radical islámico de la zona tribal fronteriza con Afganistán, pero sus enemigos son casi tantos como sus amigos, sobre todo después de llegar a un acuerdo para compartir el poder con el presidente, el impopular general Pervez Musharraf, quien ya ha escapado a al menos tres atentados fallidos.

El Tribunal Supremo paquistaní ha congelado la amnistía decretada por Musharraf como parte del acuerdo de reconciliación nacional firmado con Bhutto. Con este pacto, Musharraf lograba que los diputados del PPP no boicotearan su reelección como presidente, el pasado día 6. Los demás diputados de la oposición, tanto en la Asamblea Nacional como en las cuatro provinciales, no acudieron a votar, y Musharraf fue reelegido, aunque el Tribunal Supremo debe pronunciarse todavía sobre la constitucionalidad de la candidatura del jefe del Ejército. Según la oposición, que ha presentado varios recursos, mientras Musharraf siga llevando el uniforme no estará capacitado para presentarse como candidato a las presidenciales.

Bhutto aseguró en el avión que las negociaciones con el general prosiguen, porque el acuerdo alcanzado estipula un cambio de la Constitución para permitir que una persona pueda ser tres veces primer ministro. Esto le permitiría gobernar si gana las elecciones generales previstas para mediados de enero. La enmienda afectaría también a su principal rival político, Nawaz Sharif, líder de la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz, deportado nada más volver a Pakistán el mes pasado, también tras varios años de exilio. Sharif asegura que volverá a intentar su regreso a mediados de noviembre.

Más de dos millones de personas, según los organizadores, habían llegado de todos los rincones del país para esperar a Bhutto en las inmediaciones del aeropuerto de Karachi. Filas kilométricas de destartalados autobuses colapsaban los accesos y las calzadas estaban tomadas por riadas de hombres que cantaban, bailaban y gritaban alternando el urdu y el inglés: "Bhutto welcome [bienvenida]", "Bhutto zindabab [victoria]".

La caravana presidida por la ex primera ministra y la plana mayor del PPP, que avanzaba a una velocidad de poco más de un kilómetro por hora, se acercaba al final del recorrido cuando estallaron las bombas.

"Comida, cobijo y vivienda es mi consigna y será la prioridad de mi Gobierno", dijo Bhutto poco antes a la multitud que la aclamaba enfervorizada. Primera ministra entre 1988 y 1990, y entre 1993 y 1996, Bhutto vuelve a un país en el que el 74% de la población vive con menos de un euro al día. Sólo una minoría se ha beneficiado de la bonanza económica de los ocho años de poder de Musharraf.

Karachi, capital de la provincia de Sind y feudo de la familia Bhutto, es un claro ejemplo del deterioro del nivel de vida de la mayoría de la población. La que fue primera capital del país es ahora una ciudad de chabolas y viviendas ruinosas; de socavones y calles sin asfaltar en la que tratan de sobrevivir 12 millones de habitantes.

Un coche estalla en llamas junto al camión en el que viajaba Benazir Bhutto, tras el atentado de anoche en Karachi.
Un coche estalla en llamas junto al camión en el que viajaba Benazir Bhutto, tras el atentado de anoche en Karachi.AFP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_