El Ejército turco bombardea posiciones de la guerrilla kurda en el norte de Irak
El Gobierno de Ankara debate hoy entrar en el vecino país para destruir las bases del PKK
Los militares turcos calientan motores para entrar en el norte de Irak en persecución de los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). La artillería turca bombardeó ayer posiciones de la guerrilla kurda en el vecino país. El Estado Mayor turco aseguró que el ataque respondía a los disparos y escaramuzas, en la noche del viernes, de los milicianos contra sus puestos de control. Hoy está previsto que el Gobierno se reúna para debatir la propuesta, que mañana se enviará al Parlamento, para que autorice el avance del Ejército turco sobre el vecino país para destruir las bases del PKK.
Los bombardeos, que comenzaron a última hora de la noche del sábado, fueron esporádicos y contra zonas despobladas situadas entre la frontera y unos 15 kilómetros en el interior de Irak. El ataque golpeó los alrededores de la aldea de Al Amadiyá, a unos 50 kilómetros al noroeste de la ciudad de Dohuk, capital de la provincia del mismo nombre. Testigos de la cercana aldea de Kani Masi indicaron que los disparos de la artillería turca alcanzaron incluso las montañas de Metín. En toda esta zona montañosa es donde supuestamente se encuentra el santuario del PKK, según los habitantes de los pueblos de alrededor.
Las explosiones de los obuses y el temor a que fuera el inicio de una operación mayor llevó a huir a muchos de los habitantes de Zajo, un pueblo situado a menos de dos kilómetros de la frontera. El portavoz del gobierno local de esa provincia del norte de Irak, Yamal Abdalá, señaló que algunos de los obuses impactaron en el mismo Zajo y en su entorno.
La aviación y la artillería turcas atacan con frecuencia esta zona, pero los disparos de ayer, al igual que la última operación con aviones y helicópteros del jueves pasado, son vistos como la antesala de una operación mucho mayor para destruir las bases de los rebeldes. Turquía pretende también desbaratar la red de apoyo que les surte de armas y explosivos.
El PKK, fundado por Abdalá Ocalan -capturado en Kenia en 1999 y trasladado a Turquía, donde fue condenado a muerte, pena que le fue conmutada por cadena perpetua-, declaró la guerra abierta a Turquía en 1984. Aunque posteriormente renunció a la independencia a cambio de una autonomía, nunca abandonó las armas, y los enfrentamientos con el Ejército turco han causado en estos años la muerte de unas 37.000 personas, en su mayoría civiles.
El actual jefe militar del PKK, Murat Karayilan, declaró a la agencia Associated Press desde las montañas de Qandil, unos 150 kilómetros en el interior de Irak, que si el Ejército turco penetra en el país árabe tendrá que hacer frente a una dura resistencia. "Va a experimentar una guerra como la de Vietnam", aseguró. Karayilan advirtió de que "los kurdos de Irak no apoyarán al Ejército turco".
Ankara lleva meses presionando a Bagdad y Washington para que tomen cartas en el asunto y frenen la actividad de lo que tanto estos países como la Unión Europea consideran un grupo terrorista. El pasado septiembre, Turquía e Irak firmaron un acuerdo de cooperación que prevé "impedir las actividades de las organizaciones terroristas, principalmente las del PKK". Desde entonces, sin embargo, se han multiplicado las acciones de los rebeldes.
Bagdad, al igual que el Gobierno autónomo kurdo del norte de Irak, considera que el avance de las tropas turcas por la zona "no ayuda en modo alguno" a resolver el problema de la seguridad a lo largo de la frontera entre los dos países, ni a acabar con el PKK. Agobiado por la situación de violencia interétnica que vive el país, el Gobierno de Nuri al Maliki teme que la incursión turca desestabilice la única zona relativamente tranquila de Irak. Opinión compartida por Washington.
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