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Reportaje:

Ánimos para todos los públicos

La Filmoteca proyecta en el IVAM un ciclo de la prestigiosa escuela de animación checa

Ferran Bono

No todo es Walt Disney. La animación es mucho más. Y la realizada en la antigua Checoslovaquia es fantástica. Hunde sus raíces en la larga tradición de los espectáculos de marionetas, que se convierten también en las protagonistas de películas. Pero sus manifestaciones son muy diversas, tanto por el uso del dibujo y las ilustraciones como por la inclusión de todo tipo de materiales susceptibles de ser animados, como la plastilina. Además, la animación no es sólo para los niños, sino que es un género con gran predicamento entre los adultos en el país centroeuropeo.

La variedad temática y estilística es la característica del ciclo Cine checo de animación que ha programado la Filmoteca de la Generalitat hasta el 22 de octubre. Las proyecciones se han trasladado al IVAM (viernes y sábado, tres sesiones a las 18.00, 20.15 y 22.30, y domingo y lunes, de 18.00 y 20.15), mientras se acometen obras de remodelación en el edificio del Rialto. Las previsiones apuntan que la intervención en el cine y teatro se prolongará como mínimo un año.

Un largometraje y ochenta cortos para todos los públicos integran el ciclo que pone de relieve la maestría de los creadores y artesanos de una escuela que ha sabido renovarse con el cambio de siglo, sin perder la fértil tradición iniciada en los años veinte de la pasada centuria.

"Las películas de animación se suelen asociar al público infantil, pero es un error, porque hay toda una producción orientada a los adultos, que trata temas de todo tipo. Es el caso de la animación checa, una de las escuelas más renombradas y notables del mundo", apunta el director de programación de la Filmoteca, José Antonio Hurtado.

Las lecciones de las vanguardias artísticas del periodo de entreguerras influyeron sobre lo creadores checos, siendo la primeras película de animación una anuncio publicitario. Durante la Segunda Guerra Mundial, el imperio alemán quiso hacer de Praga la meca del nuevo cine animado alemán, destinado a competir con los cortometrajes y los largos de Walt Disney.

Después de la contienda, se fija el verdadero comienzo de la escuela checa de cine animado, con el pintor, escenógrafo, ilustrador y titiritero Jirí Trnka, como cabeza visible de una movimiento creativo que se ha mantenido hasta hoy.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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