Un viaje de ida y vuelta
¡Lo que es la vida! Hay veces que después de un largo camino uno se encuentra casi en el punto de partida. Esto es lo que puede pasarle a Javier Salas. Presidente del INI y de Iberia cuando ésta dependía del grupo público, Salas puede volver a la compañía aérea si prospera el proyecto de compra que ha planteado junto a otros dos altos ejecutivos españoles. Endesa, Indra e Iberia fueron sus niñas bonitas en su largo paso por el INI, pero sin duda ninguna fue la última la que le exigió más dedicación, quizá la que más le gustaba, y también la que le dio más disgustos. Casi todos venían entonces del sindicato de pilotos de la compañía, que, curiosamente, ahora parece apoyar el intento de este economista de 59 años, nacido en Lisboa y amante de la discreción.
Salas ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en el grupo público, del que sale en 1996 con la llegada al Gobierno del Partido Popular. Funda entonces con uno de sus colegas, Ángel García Altozano, la firma de servicios financieros SAGA y desaparece del escaparate en el que, precisamente, el plan de reconversión de Iberia le había colocado.
Su vida en la empresa privada pasa por su presencia en varios consejos, su asesoría en operaciones de fusiones y adquisiciones y por la puesta en marcha, entre otras cosas, de la Asociación Profesional de Empresas de Limpieza (Aspel). La discreción que tanto le gusta envuelve su nuevo entorno. Cambia el coche oficial por la moto -le gustan todas-, va a su casa menorquina a menudo y sigue escapándose a Roma de vez en cuando para recorrer sus calles, como en la película, en una Vespa.
La Iberia que encontró Salas es muy diferente de la que dejó. Es privada, cotiza en Bolsa, se ha deshecho del lastre latinoamericano (Aerolíneas Argentinas y Viasa) y no compite con su propia filial (Aviaco). Pero la mayoría del equipo directivo sigue siendo el mismo, y los problemas siguen llegando muchas veces del mismo lado, así que ya tiene mucho camino recorrido. Tampoco es el mismo el sector aéreo, con la proliferación de las compañías de bajo coste y el proceso de concentración. Y tampoco es el mismo el propio Salas. Dicen en su entorno que, 11 años después de haberla presidido, puede que no le apetezca de nuevo el cargo. No es extraño aventurar que prefiera seguir la compañía desde un lugar de privilegio pero menos expuesto.
Si finalmente el equipo de ejecutivos españoles compra Iberia, Salas habrá hecho un viaje de ida y vuelta. Una trayectoria casi redonda.
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