El senador de la emigración

Cuando se lo pidió Emilio Pérez Touriño, no estaba del todo convencido. Presentarse para senador por la provincia de Ourense suponía varios sacrificios para Cándido Rodríguez Losada. Primero, estar separado de su familia varios días a la semana. Pero eso es algo que les pasa a todos los parlamentarios. También tenía que renunciar a ser presidente ejecutivo del cuarto banco de Venezuela. Eso ya es menos habitual. Por último, cada vez que tuviera que cumplir con su obligación en las votaciones debía coger un avión y hacer 14.000 kilómetros, entre ida y vuelta. Porque Cándido Rodríguez Losada, el senador de la emigración, como le llaman en su tierra, vive en Caracas, en el barrio de Altamira.

Rodríguez Losada nació en Celanova, provincia de Ourense, en 1946. Sus padres emigraron a Venezuela en 1953. Atrás dejaban un terrenito en el que cultivaban patata, centeno y maíz. La familia tenía un molino que sostenía toda su economía. Cándido fue enviado a un internado a Ourense hasta que terminó el bachillerato, y no fue a Venezuela hasta 1965.

"Nada más llegar conocí a mucha gente del exilio de la guerra, y me integré en el movimiento antifranquista. La política se hacía en la Hermandad Gallega de Caracas. Aquello fue mi educación política", relata pausado, con su acento venezolano. Con los años, se convirtió en el hombre de contacto de los socialistas en Venezuela. Los recibía y organizaba las visitas. Fue el presidente de la Xunta, en 2003, el que decidió que a este tipo había que sacarle más partido. Le ofreció ir en las listas al Parlamento gallego. "Pero eso sí que habría sido desvincularme por completo de Caracas". Aceptó probar en la lista del Senado.

"Tuve que renunciar a la presidencia ejecutiva del banco. Aunque, como en política, eso nunca se acaba de dejar del todo". Rodríguez era presidente del Banco Occidental de Descuento. "Hablé con el banco y les dije que me daba un respiro".

En esta legislatura ha participado en el Estatuto de los Españoles en el Exterior. "Llegó el suramericano con su acento exótico", recuerda que le decían durante la campaña en Galicia. "Orense es la provincia con mayor emigración relativa de España. Un 20% del censo está en el exterior. Yo subí 20.000 votos respecto al anterior senador". El senador Rodríguez Losada habla en nombre de los 1.000 militantes del PSOE en Caracas a los 250.000 españoles de Venezuela y al millón y medio que hay registrados en los consulados.

Las semanas de pleno en el Senado (una de cada dos) empiezan para él en domingo. "Vengo, hago actividad en Madrid y luego me voy a Orense". El viernes o el sábado se vuelve a Caracas. A veces, como esta semana, se acerca a Londres, donde su hija estudia un máster en políticas públicas. "Mi hija me dice 'papá, estás a un paso de aquí', y me convence para que vaya".

"Lo de ser socialista y banquero me lo preguntaban en la campaña electoral", reconoce. "Yo siempre digo que la mejor política económica ha sido la de los gobiernos socialistas. Para poder repartir riqueza, primero hay que crearla. No encuentro la contradicción filosófica".

De pobreza y violencia habla con un poso especial. Cuando faltaban dos meses para la boda de su hija, a su futuro yerno le asaltaron en Caracas para robarle el coche y lo mataron. Tenía 32 años. "Vivimos una realidad y asumimos los riesgos", dice con una calma poco comprensible.

En el Senado, el PSOE ha encargado a Rodríguez Losada dos áreas políticas bastante obvias, mirando su currículum. Es vicepresidente segundo de la Comisión de Asuntos Iberoamericanos y miembro de la Comisión de Economía y Hacienda. Dice con orgullo que son contadas las ocasiones en las que ha faltado a un pleno. "Yo he venido aquí a marcar una pauta. En el Senado, a veces perdemos por uno las votaciones. Ese uno no puede ser el emigrante".