Límite 35 horas

Pese a que las autoridades sanitarias indican que es perjudicial permanecer demasiadas horas frente al televisor, FNAC Bilbao y Walt Disney Studios Home Entertainment han retado a los fans de Perdidos a contemplar durante 35 horas seguidas los primeros 49 capítulos de la serie (Fox y La 2). Para promocionar la salida a la venta en DVD de su tercera temporada se les ocurrió convocar un encierro en el que los concursantes, desde las 10.00 del pasado lunes hasta las 21.00 del martes, no pudieron entretenerse con ningún dispositivo electrónico ni consumir sustancias que alterasen el sueño. Ni dormirse, claro.

Aunque pueda parecer un plan poco apetecible, más de 500 personas se apuntaron al Maratón Perdidos. Finalmente, 39 veinteañeros se enclaustraron en 70 metros cuadrados, ante una gran pantalla que emitía incesantemente las desventuras de los náufragos, con la esperanza de hacerse con el premio gordo, consistente en pasar una semana en Hawai, su lugar de rodaje.

La organización, temerosa de atentar realmente contra la salud, estaba dispuesta a premiar a quien aguantara sólo 20 horas, y resultó que 31 participantes resistieron hasta el final, entre charlas y pellizcos para mantenerse despiertos, y con el alivio de botellas de agua, refrescos y bocadillos.

Fue necesario un desempate para señalar como ganador a Pablo Priego, estudiante de Ingeniería Informática procedente de Zaragoza, que, con la autoridad que da el haber visto siete veces cada una de sus tres temporadas, respondió correctamente a 50 preguntas sobre Perdidos y puso fin a 36 horas de reclusión voluntaria.

Parco en palabras, apenas se le pudo arrancar que estaba "alegre" por el premio, que la idea de presentarse surgió como "una especie de broma" y que superar el reto resultaba "sencillo si te gusta la serie". Estaría pensando en lo que aún le quedaba porque, pese a contar con la promesa de realizar un viaje a una isla en la que dormirá sobre el colchón de un hotel de cuatro estrellas, el martes pasó una segunda noche sin pegar ojo en la estación de autobuses de Bilbao. No tenía alojamiento y el primer viaje a su ciudad partía ayer a las 9.00. Como él mismo decía: "Supongo que sí, hay que tener un punto de friki para apuntarse a una cosa como ésta".