Maragall: "El juez no debe revisar el Estatuto que el pueblo aprobó"
El ex presidente, contrario a que actúe el Tribunal Constitucional
En un escenario en el que todo le era favorable -un simposio en Francfort titulado Por una Europa abierta, prólogo a la feria del libro que el martes se inaugura con la cultura catalana como invitada de honor-, el ex presidente de la Generalitat Pasqual Maragall se pronunció ayer contra el hecho de que el Tribunal Constitucional decida si el Estatuto catalán es válido o no. Según Maragall, en ningún lugar del mundo un juez revisa lo que aprobaron las Cortes y después el pueblo en referéndum.
Según el ex presidente, todo arranca de la naturaleza del texto. "El Estatuto dice que somos una nación y por eso está en el Constitucional. Ese estatuto lo aprobó el Congreso y el Senado, y fue ratificado en referéndum. Y luego viene un juez y ha de tocarlo. No creo que pase en ningún lugar del mundo que algo que está refrendado por un pueblo luego venga un juez a mirarlo. No sé si en Canadá, por ejemplo, sucedería una cosa así", ejemplificó.
Dando una vuelta de tuerca, Maragall añadió: "Tengo respeto por los jueces, pero ¿y el pueblo? Porque ahora cualquier ciudadano de Cataluña podría levantar el dedo y decir: "Que me devuelvan mi voto y volver a votar". En el mismo tono, concluyó: "En Cataluña no queremos molestar a nadie, pero exigimos seriedad".
Con el tema del Estatuto como fondo y la anécdota de que el sistema de escritura de Microsoft Word no acepta el nombre de España escrito con la grafía catalana ny y lo transforma en Espanta (asusta), Maragall afirmó: "A los catalanes nos preocupa que Europa no vaya adelante o que lo haga con tanta lentitud". Por ello celebró que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la primera ministra de Alemania, Angela Merkel, quieran impulsar la Constitución europea "prescindiendo del nombre; tenemos que añadirnos rápidamente a eso: como siempre, hay que hacer un homenaje a la derecha, que son los más pragmáticos".
Aun así, en su intervención recordó que Europa "tiene más naciones que estados" y que en ella "se da tanto la unión, cediendo competencias estatales a la distancia, como la separación, con cada lugar pidiendo sus competencias". En cualquier caso, aseguró, "el lugar y el nombre de la solución de nuestros problemas se llama Europa". Y añadió, optimista: "¿No tenemos ya una bandera, una moneda, un ejército y un himno con la novena de Beethoven que podríamos cantar con la letra de Schiller que precisamente tradujo mi abuelo [el poeta Joan Maragall]? ¿Una nación no es eso? Pues por eso Europa se arreglará, más pronto que tarde".
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