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Reportaje:

Murallas como de la familia

Los baluartes de Lugo y China se hermanan durante el San Froilán, en el cuarto acto de este tipo al que asiste el país oriental

La muralla romana de Lugo (260 a 310 d.C.) y la gran muralla China (siglo III a.C.) quedaron hermanadas ayer tras un acto institucional que se celebró a pie de la fortificación lucense, donde 3 grandes paños rojos, el color de la bienvenida en China, simbolizaron la nueva vinculación entre ambas fortificaciones. Se trata del cuarto hermanamiento de la fortaleza asiática en toda su historia. Con anterioridad, ya lo había hecho con las cataratas de Iguazú, los Fiordos de Noruega y las pirámides de Egipto.

"El tamaño no importa" respondió el embajador de China en España, Qui Xiaoqui, al alcalde de Lugo, José Clemente López Orozco, cuando éste expresó su agradecimiento al emisario chino "por haber aceptado que una pequeña muralla quiera ser hermana de la gran muralla china". El embajador de la República Popular China se quedó con lo que une al origen de ambas murallas: "Surgieron como muros defensivos en lugares de culturas ancestrales", precisó el emisario para minimizar los 2.140 metros de la muralla de Lugo frente a los más de 7.000 kilómetros de la fortificación de su país.

"El tamaño no importa", dijo Xiaoqui cuando Orozco comentó que esta muralla es más pequeña

Concluido un acto de recepción en el ayuntamiento de Lugo, los representantes políticos y sociales se trasladaron a pie hasta la zona peatonal de la ronda de la muralla. Allí, el embajador y la consejera de Cultura de la embajada, Zhuang Li-Xiao, se encontraron con música tradicional gallega de la agrupación Cántigas e Frores, y también con la sorpresa de ver a muchos jóvenes con el traje típico de su país.

Eran una treintena de niños adoptados por familias lucenses que se sumaron al acto, parte ataviados con vestimenta típica del país que los vio nacer y otros luciendo traje regional gallego. Los pequeños, que estudian su lengua natal en Lugo, entregaron un pergamino al embajador y le hablaron en su lengua vernácula. También había algunos empresarios del país asiático que regentan negocios en la capital luguesa.

López Orozco, que cedió el honor de presidir el acto el embajador, también encontró un nexo de unión social entre ambos monumentos: el deseo de "vivir en paz de los habitantes que residen en el interior las dos murallas", al margen de la consideración que otorgó la UNESCO a ambas construcciones como patrimonio de la humanidad.

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Qui Xiaoqui, que dejó constancia de que sabía que Lugo se encuentra en fiestas y que honran a su patrono, San Froilán, agradeció el detalle y dijo que el acto de hermanamiento es "muy importante" para España y su país. Poco después, el diplomático tuvo ocasión de conocer otro aspecto más de estas fiestas: la cultura de la exaltación del pulpo á feira que degustó con el séquito municipal.

Para una posterior ocasión queda otro hermanamiento, el que protagonizarán la ciudad de Lugo y Quinhuandao, donde precisamente tiene su origen el primer tramo importante de la gran muralla china. También en este caso habrá diferencias importantes: los 90.000 mil habitantes de Lugo frente a los 3 millones de la ciudad China, que tendrá un protagonismo importante durante el año que viene en los Juegos Olímpicos de Pekín, como sede de algunos deportes.

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