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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los Orozco

Herederos (TVE-1) es una serie española de rompe y rasga. Con grandes pretensiones: lujo, toreros, negocios, engaños, traiciones, secretos, sexo, violencia abierta o larvada, maquinaciones, locura, muerte, diferencias de clase, enfrentamientos generacionales, homosexualismo, lesbianismo, ama de llaves y hasta boxeo. La familia Orozco es un cúmulo de éxitos y de desastres, ocultos hasta que afloran sin remedio, que si no, no hay culebrón. Concha Velasco, en el papel de Carmen Orozco, siempre muy bien peinada, manda y decide sobre todos los miembros del clan con un lema: "La familia está por encima de los negocios". Vaya. La simpática chica yeyé, convertida en matriarca a lo Falcon Crest, no suelta ahora ni media sonrisa. No hay para menos: todo lo que sucede -y sucede mucho- es de órdago. Brrrrr.

El martes por la noche, en el tercer capítulo, 'La decisión de Julia', la hermana de Concha Velasco debía decidir si se iba o no con su amante, que, casualmente, es su cuñado, el marido de su hermana. El capítulo terminó sin resolver la trascendente cuestión: el suspense seguirá, si bien, los Orozco al completo conviven cómodamente con esa incógnita. "Si tu padre se tira a mi mujer, por qué yo no puedo tirarme a su hija", dice el desenvuelto cornudo a su desequilibrada sobrina, hija de Concha Velasco. Al hijo de la autócrata, por su parte, le toca salvar a la familia del escándalo casándose, sin ganas, por todo lo alto: "Me tengo que casar porque te han pillado acostándote con tu cuñada", espeta a su padre. Lógico. El chico, también torero, acaba de liarse con una criada que sueña con ser ¡boxeadora! en Estados Unidos.

El buen rollo y la normalidad se reflejan en el regalo (envenenado) que el cornudo hace a su infiel esposa: la casa de sus sueños, una mansión por amueblar. Y Julia reacciona mejor de lo esperado: "Tenemos tanto de todo que me gustaría tener una casa sin nada". ¿No es el fantástico toque zen que faltaba a esta desbordada acumulación tremendista? Tres millones de españoles siguieron, el martes, el barroco festival de los Orozco.

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