_
_
_
_

Riada mortal en Alcalá de Guadaíra

El temporal provoca dos muertos, 18 heridos y daños en bienes públicos por 3,5 millones de euros

Tereixa Constenla

El mejor resumen de lo ocurrido el martes en el centro de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) podía leerse en lo alto del expositor de libros de terror de una tienda arrasada por el agua: "Pesadillas". Una granizada espesa que taponó las alcantarillas, un torrente de lluvia y un vendaval de 100 kilómetros por hora convirtió la calle principal en una riada pavorosa que arrastró a personas y coches. Dos mujeres perecieron y 18 vecinos resultaron heridos. Una treintena de establecimientos ofrecían ayer una estampa posbélica de escaparates rotos, verjas arrancadas, suelos enlodados y materiales inutilizados. El Gobierno declarará al municipio "zona afectada por desastre natural" para compensar las pérdidas. Sólo los daños en bienes públicos ascienden a 3,5 millones de euros.

"La vía se convirtió en un río de metro y medio de altura que arrasó lo que podía"
En la calle principal hay más de una treintena de comercios dañados seriamente

Media hora bastó el martes para urdir una gran pesadilla. En ese lapso de tiempo, las tiendas de la calle principal de Alcalá de Guadaíra (65.000 habitantes) se convirtieron en ratoneras para comerciantes y clientes, aterrados ante la subida imparable del nivel del agua y la dificultad de refugiarse en pisos superiores. Los coches, arrastrados por la riada, se iban golpeando unos contra otros y embistiendo puertas. El marroquí Mohamed Tantaoui permaneció atrapado en su tienda con su hijo de 10 años y dos clientes durante una hora. Un automóvil, desplazado por el agua, les bloqueó la salida. También el agua se lo llevó.

La esposa de Mohamed lloraba ayer en silencio a las puertas del negocio, en el mismo escenario por el que horas antes nadaban calle abajo los contenedores de obra, ligeros como si fueran esponjas. La virulencia del agua causó heridas a 18 personas, aunque sólo dos de ellas seguían ayer hospitalizadas en Sevilla. La peor parte fue para Pastora Hermosín Jiménez, una anciana de 80 años, que falleció debido a un infarto en la calle, y para María Adán Cantero, una profesora del colegio Reina Fabiola de 36 años que pereció con politraumatismo, tras ser sorprendida por el temporal en un coche junto a una compañera y sus dos hijos. Por ellas, el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra decretó dos días de luto oficial durante un pleno extraordinario celebrado ayer.

Apoyo al comercio

La evaluación completa de los daños económicos tardará unos días, aunque el alcalde, el socialista Antonio Gutiérrez Limones, adelantó ayer que sólo los perjuicios en patrimonio público (vías, colegios y dependencias municipales, entre otras) ascienden a 3,5 millones de euros. Únicamente en la calle principal se contabilizan más de una treintena de establecimientos (bancos, joyerías, tiendas de seguros, mueblerías y tiendas de ropa, entre otras) afectados seriamente. Del interior de algunos seguían barriéndose ayer por la mañana, 15 horas después, trozos de granizo intacto, compactos como bolas de cristal.

Tanto el Gobierno estatal como la Junta de Andalucía arroparon al municipio de inmediato. Está previsto que el Consejo de Ministros -esta semana o la próxima- declare a la localidad "zona afectada por desastre natural", prevista en el Real Decreto 307/2005, que contempla ayudas directas tanto a particulares como a las administraciones públicas, según explicó el delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, durante su visita a la localidad. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero telefoneó al alcalde -uno de los primeros cargos públicos andaluces que le apoyó cuando aspiraba a liderar el partido- para expresarle su solidaridad.

De igual modo, el presidente andaluz, Manuel Chaves, informó durante su visita a la zona afectada que en el próximo Consejo de Gobierno de la Junta se adoptarán las "medidas económicas necesarias" para apoyar la recuperación rápida de los pequeños comerciantes, los más perjudicados por el temporal. La librería de Aurora Benítez Reyes es una de ellas. Del agua apenas se salvó nada, ni los textos escolares que habían entrado para los colegios ni los maletines de piel ni los billetes de la caja. "El dinero salió flotando, habría más de 3.000 euros", calculaba ayer.

La virulencia del temporal no fue advertida por el Instituto Nacional de Meteorología, que declaró la alerta amarilla para Sevilla y la naranja para otras provincias andaluzas. "En la periferia de Alcalá de Guadaíra cayeron 58 litros por metros cuadrado en 35 minutos. Un fenómeno muy localizado. Se esperaba que al pasar el frente por Sevilla se debilitaría, por eso dimos la alerta amarilla, nunca se puede saber con certeza en qué punto exacto va a llover", aclaró ayer Juan de Dios del Pino, jefe del grupo de predicción y vigilancia del Instituto Nacional de Meteorología en Andalucía occidental, informa María Morgado. Del Pino agregó que los efectivos que preparan los municipios "son los mismos" cuando se declara un nivel amarillo o uno naranja.

El alcalde de Alcalá de Guadaíra atribuyó el desastre a la suma de tres elementos meteorológicos: "En el centro cayeron 80 litros por metro cuadrado en 15 minutos junto a un viento de 100 kilómetros por hora y, sobre todo, el grosor del granizo de unos 40 centímetros taponó las alcantarillas". Gutiérrez Limones agregó: "La calle se convirtió en un río de metro y medio de altura que arrasó todo lo que podía, era imposible evitarlo porque un fenómeno así es impredecible". También el portavoz municipal de IU, Gonzalo Álvarez, respaldó esta explicación y recordó que el municipio había invertido en renovar la red de colectores para evitar las inundaciones hace unos años.

La orografía del municipio es, de hecho, otra característica que favoreció la intensidad de la riada, citada el profesor de Climatología de la Universidad de Sevilla, Juan Mariano: "Alcalá está en una colina, por lo que cuando se produce la escorrentía, el agua circulante lo hace a mucha velocidad".

Una mujer llora en la puerta de su bazar de la calle de La Mina, en Alcalá de Guadaíra, afectado por las inundaciones.
Una mujer llora en la puerta de su bazar de la calle de La Mina, en Alcalá de Guadaíra, afectado por las inundaciones.GARCÍA CORDERO

"No podíamos mover las piernas del frío"

"Cerrado por disolución". Un cartel clarividente o irónico -según se mire- lucía ayer sobre la fachada de la peña bética en la calle de la Mina, perjudicada también pero sin nadie dispuesto a limpiarla. La riada del martes disolvió muchas cosas. La mercancía de invierno de la tienda de Mari Carmen Mancha y su tranquilidad. "Estábamos ocho personas dentro viendo como se elevaba el agua, sin luz, no podíamos mover las piernas del frío. No dormí, lloré toda la noche". De la joyería Palomo salía una manguera que vertía directamente el agua a la alcantarilla. El sótano, donde habían instalado un taller de joyería y otro de artesanía, continuaba ayer con un metro de agua de altura.

La dueña, María del Carmen Palomo, había programado una escapada familiar al fútbol para celebrar su cumpleaños. En lugar de cánticos felices escuchó gritos de personas en peligro. "Sentí mucho miedo e impotencia, ahora siempre recordarás esa sensación cuando empiece a llover".

Marco Trigo también escuchó voces mientras permanecía en el interior de la carnicería, al final de la calle. Primero ayudaron a refugiarse a una joven que se había agarrado a la persiana metálica del negocio. Después llegó un niño de 10 años, arrastrado por el torrente. Marco formó una cadena humana con otros vecinos y lo rescató: "Venía magullado, en estado de shock y tiritando". El menor fue examinado por un equipo médico poco después. No presentaba otras complicaciones.

María del Carmen García Galindo estacionó su coche el martes y lo perdió de vista hasta ayer por la mañana. "Empezó a llover con una fuerza tan impresionante que no había visto nunca, el agua no era agua, era espesa, no se deshacía. Nos refugiamos en la casa de una amiga", recordaba ayer frente a su automóvil, un Renault Megane destrozado, se mirase desde donde se mirase. Desde el balcón vio como el coche desaparecía. "Me acosté sin saber dónde estaba". Los servicios municipales le informaron ayer por la mañana: unos 80 vehículos dañados y desplazados se habían remolcado hasta un parque.

Abundó la solidaridad entre vecinos, pero algún desaprensivo actuó. De una tienda deportiva aprovecharon el abandono para llevarse gafas de natación y calcetines del escaparate. Zapatillas no. Sólo se exhibían modelos para el pie izquierdo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_