"El ITER es una puerta que dará más opciones a la industria vasca"
La energía nuclear de fusión promete ser una fuente de energía limpia, inagotable y más segura que la tradicional de fisión. El reactor ITER, el segundo proyecto más caro de la historia (10.000 millones de euros en una década), se construirá en ocho o diez años en Francia para demostrar que la fusión puede ser la energía del futuro. La empresa guipuzcoana JEMA, especializada en la electrónica de potencia, es una de las pocas firmas vascas que colaboran en el proyecto. Su director general, José María del Río (San Sebastián, 1963), participó ayer en Bilbao en una jornada para promover la participación de más empresas de la comunidad autónoma en el proyecto. JEMA suministra desde los años ochenta tecnología a otros proyectos de fusión, como el JET de Inglaterra.
"Creo que en 2040 se estará obteniendo energía de fusión en muchas instalaciones"
Pregunta. ¿Se ha demostrado ya la viabilidad de las centrales de fusión?
Respuesta. Se ha logrado que durante periodos cortos las máquinas generen prácticamente la misma energía que la que se les inyecta. Ahora hay que conseguir que se recoja más energía de la que se invierte, de manera que el excedente permita mantener la reacción de manera continuada. Ése el objetivo del ITER. Si se supera ese obstáculo y la tecnología compensa los costes, la viabilidad económica está garantizada.
P. ¿Para qué año se estima que esté generalizado su uso?
R. Es la eterna pregunta. La apuesta es que los políticos hagan un esfuerzo económico mayor, porque si los costes dejan de ser un problema nos centraremos en acortar los plazos. Creo que en 2040 se estará obteniendo energía de fusión en muchas instalaciones.
P. ¿Qué oportunidades ofrece el proyecto a firmas vascas?
R. JEMA e Iberdrola rediseñamos los sistemas eléctricos de la máquina. Participar en éste y otros proyectos de fusión nos ha colocado en una posición muy relevante en Europa. La UE contribuye al ITER con 5.000 millones de euros en suministro de equipamiento. Participar fabricando ese equipamiento puede reportarnos muchos beneficios. Al ITER le seguirán todo tipo de proyectos asociados en que la tecnología es similar, así que entrando en este club es probable que la industria vasca tenga opciones en el sector.
P. Greenpeace calcula que las plantas producirían 200 toneladas de residuos radioactivos al año.
R. La fusión es segura, porque como no hay combustible no puede haber un descontrol en la reacción. El experimento, ante cualquier fallo, se detiene. Genera tritio, un componente radioactivo cuya vida media de actividad es de 12 años, mientras que las centrales nucleares dejan un lastre para las generaciones venideras. Supone un riesgo infinitamente menor que un accidente nuclear, es fácilmente controlable, y esa cantidad es relativamente pequeña. No se generarán cementerios de residuos. Es importante difundir esta información para que la sociedad no asocie fusión y accidentes nucleares.
P. Los ecologistas critican que la UE invierta en un proyecto incierto en vez de en energías renovables.
R. 5.000 millones de euros parece mucho dinero, pero es equivalente a cinco centrales de ciclo combinado. Visto así igual no parece tanto. Aún así, el reparto de presupuestos corresponde a los políticos. Y los países que ponen dinero se beneficiarán de la tecnología, no serán dependientes.
P. ¿Qué se puede hacer con la fuente europea de neutrones para no repetir el fracaso de la candidatura española al ITER?
R. La candidatura al ITER era muy buena, pero influyeron intereses políticos. En España se ha apostado por la tecnología de fusión y se han creado empresas nacionales en el sector. En aceleradores y neutrones, en cambio, a las empresas se nos está dejando en segundo plano. Conseguir la fuente está bien, pero hay que desarrollar empresas que atiendan las necesidades industriales de ese centro y otros similares.
P. ¿Qué papel jugarán las empresas vascas tanto si prospera como si fracasa?
R. Si fracasa, se enfriaría la investigación en el sector, aunque existe la posibilidad de crear una fuente regional. En ese caso, habría oportunidades pero bajaría el interés que despierta el proyecto europeo.
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