Hamilton da la estocada
El británico gana en Japón mientras Alonso se estrella tras un 'aquaplaning' y pierde casi todas sus aspiraciones al título
El día era terrible. Desde el sábado no había parado de llover y el circuito del Monte Fuji presentaba un aspecto melancólico y apagado. El volcán no se veía. Todo invitaba a presagiar un día complicado. Y lo fue. La carrera se inició con una salida de los monoplazas tras el coche de seguridad. Se perdió la emoción de la primera curva y de las 19 vueltas siguientes. Pero luego hubo todo tipo de incidencias. La carrera concluyó con la victoria de un Lewis Hamilton impecable, secundado por el Renault de un sorprendente Heiki Kovalainen -el primer podio de la escudería esta temporada- y por el Ferrari de Kimi Raikkonen, que remontó desde las últimas posiciones. Sin embargo, la noticia que marcó la carrera y el campeonato fue el accidente de Fernando Alonso, que le obligó a abandonar.
Salvo un susto con Kubica, el líder del Mundial no cometió un error en las 67 vueltas
Transcurría entonces la 42ª vuelta. El español había tenido un gran premio difícil y duro psicológicamente. No había logrado sobrepasar a su compañero de equipo en sus primeros intentos, y luego el británico se le había escapado hasta llegar al primer repostaje. Allí, las cosas se le complicaron todavía más porque, cuando salió de los talleres, quedó postrado detrás de Fisichella, Kovalainen, Kubica y Coulthard. Todos ellos le separaban de Hamilton. Y entonces, cuando estaba intentando remontar a toda costa tras haber sufrido graining algunas vueltas, sucedió el accidente. Un aquaplaning, provocado por una acumulación excesiva de agua, le desplazó el coche por la parte trasera y no pudo controlarlo. Dio varios bandazos antes de acabar estrellándose en el muro izquierdo de la quinta curva, un viraje hacia la derecha. El coche acabó destrozado en toda la parte derecha y Alonso dijo adiós a la carrera y, probablemente, también a su tercer título mundial.
Su situación es ahora extrema. Está a 12 puntos de Hamilton, que lidera el campeonato. Y sólo le queda la opción de restarle un mínimo de dos puntos en la próxima carrera para que el título se decida en la última, en Brasil. Si no, Hamilton será ya campeón el próximo domingo, en China. "Esas cosas ocurren en las carreras y en el deporte", intentó conformarse un decepcionado Alonso; "fue un momento de mala suerte. Estoy triste, pero siempre puede ocurrir. Piensas que a ti no te pasará, que acabarás bien la carrera. Y, luego, lo vives en tu propia piel. El campeonato está muy difícil. Pero no hay que perder la esperanza".
En dos carreras pueden todavía ocurrir muchas cosas. Sin embargo, lo lógico es que Hamilton las acabe. Y, si eso ocurre, lo normal es que concluya entre los cuatro primeros. El propio Alonso reconoció el sábado que, conduciendo un McLaren, el peor resultado no puede dejarte más lejos del cuarto puesto. Hay diferencia entre los Ferrari, los McLaren y todos los demás. Y eso concede garantías. Hamilton tiene un colchón de puntos que le permitirá conducir tranquilo, sin tomar excesivos riesgos. El campeonato está en sus manos. Y es difícil que lo pierda. Pero también el año pasado Michael Schumacher lo tenía encaminado a falta de dos carreras para la conclusión, cuando en Japón sufrió una rotura de motor que dejó el título en manos de Alonso.
Todo puede ocurrir. De la misma forma que sucedió ayer en Fuji. ¿Quién habría previsto un desenlace similar, con Alonso abandonando, con un Ferrari en el podio y otro en los puntos, con un Renault en segunda posición? Imposible. Sólo una cosa era absolutamente previsible: que quien saliera en la pole position acabaría ganando la carrera y ése era Hamilton. El británico no cometió ningún error en las 67 vueltas. Y sólo tuvo un susto cuando, tras 35 vueltas, Kubica le tocó por detrás y provocó un trompo en el McLaren del británico. No pasó de ahí porque Kubica, que le había adelantado, fue penalizado con un drive through -pasar por boxes- y dejó las cosas como estaban. Algo parecido le pasó a Alonso con Sebastian Vettel. El monoplaza del español se quedó con un alerón lateral destrozado tras el impacto, al final de la recta de meta. Unas vueltas después se salió de la pista.
También fue grave la situación por la que pasaron los Ferrari de Raikkonen y Massa. Ellos sí que vieron arruinada su carrera desde la primera vuelta. Porque, según explicó luego el equipo, habían recibido la notificación oficial de la obligatoriedad de utilizar neumáticos extremos de lluvia después del inicio de la prueba. Montaron neumáticos intermedios -de pista mojada-, pero fueron avisados por la FIA de que, si no los cambiaban de inmediato, serían descalificados. Aquello obligó a que los dos Ferrari entraran en boxes y perdieran la tercera y cuarta posición para regresar a la pista en los últimos lugares -sólo Liuzzi iba por detrás de ellos-. Mientras Raikkonen comenzó una remontada espectacular, a Massa le ocurrió de todo: fue penalizado por haber adelantado con el coche de seguridad en la pista y se salió varias veces.
Raikkonen, en cambio, ni se inmutó. Cogió el volante y, como suele hacer, lanzó un ataque total sabiendo que no tenía nada que perder. A 17 puntos del líder, el finlandés mantiene aún una posibilidad aritmética de lograr el título. Pero está claro que Hamilton está tocando la corona con los dedos.
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