El francés Strauss-Kahn sucederá a Rato al frente de un FMI en horas bajas
El nuevo director gerente se propone recuperar la relevancia y legitimidad perdidas por el Fondo
El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene nuevo director gerente. Su consejo ejecutivo designó ayer por consenso al ex ministro francés Dominique Strauss-Kahn para suceder en el cargo al español Rodrigo Rato, que en junio anunció por sorpresa su intención de dimitir. El relevo en la institución, que se encuentra inmersa en un complejo proceso de mutación para adaptarse a la nueva realidad global, se producirá el 1 de noviembre, de modo que el mandato de Rato será el más efímero en los 60 años de historia del FMI. Strauss-Kahn, décimo director gerente y el cuarto de origen francés, se comprometió a restaurar la legitimidad y relevancia del Fondo, cuyo poder e influencia en el mundo pasa por horas bajas.
La demanda de préstamos del FMI ha caído a su nivel más bajo en décadas
Strauss-Kahn es el cuarto francés de los 10 directores de la historia del FMI
La abundancia de capitales privados, la proliferación de organizaciones regionales de cooperación financiera y la relativa estabilidad económica internacional han devaluado el papel del Fondo como prestamista para situaciones de crisis. La demanda de sus créditos es la menor en varias décadas y el prestigio de la institución está muy deteriorado en países en los que sus recetas no sirvieron para evitar crisis agudas en los momentos de dificultades financieras. El FMI es aparentemente menos necesario y resulta, por ello, menos poderoso.
Rato deja el FMI cuando quedan menos de dos años para que expire su mandato. Durante la dirección del español, la economía mundial gozó de una etapa de crecimiento sólido y sostenido. Han sido tres años en los que también dominó la estabilidad en los mercados. Hasta el pasado verano, cuando la crisis hipotecaria en EE UU propagó el miedo por todas las Bolsas mundiales y trastocó las perspectivas económicas a medio plazo. Ésa es la primera patata caliente con la que tendrá que lidiar su sucesor, que estará al frente del organismo hasta noviembre de 2012.
El cambio de mando se producirá así tras la reunión de otoño del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, que tendrá lugar en Washington entre el 20 y el 22 de octubre. En esa cumbre se estrenará el estadounidense Robert Zoellick como presidente de la institución hermana, que antes del verano sustituyó a Paul Wolfowitz tras un escándalo que hizo tambalear los pilares de la entidad nacida de los acuerdos de Bretton Woods, hace seis décadas. Tanto Strauss-Kahn como Zoellick deben lidiar ahora con un complejo proceso de reforma de las dos instituciones.
La UE escogió enseguida a su candidato, para evitar que con el cambio se abriera la caja de Pandora de la sucesión. El francés partía así como favorito y su designación quedó prácticamente cerrada cuando EE UU le dio su apoyo hace dos semanas. Y es que por una regla no escrita, Bruselas y Washington se reparten los puestos de dirección en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, su institución hermana. Los dos bloques controlaban el 50% de los votos en el consejo ejecutivo, lo que garantizaba su designación.
Los países en vías de desarrollo intentaron aprovechar la ocasión para revisar ese pacto de caballeros. Y por eso Rusia puso sobre la mesa el nombre del ex gobernador del Banco Central checo Jozef Tosovsky, porque consideraba que por su experiencia en el mundo de las finanzas estaba mejor cualificado para llevar el FMI, además de ser uno de los artífices del salto de su país de la era comunista a la economía de mercado. Al final la designación pasó sin mayores sobresaltos, por consenso. Pero el debate está latente.
El ex ministro socialista francés tendrá que lidiar así con la otra patata caliente que le deja Rodrigo Rato: la reforma del organismo, que el español pretende dejar encauzada antes del relevo.
Strauss-Kahn destacó la semana pasada ante el consejo ejecutivo del FMI la necesidad de que la entidad adapte su estructura y mandato a la nueva realidad económica internacional, donde la voz de los países en desarrollo suena cada vez más alto. Un trabajo que será duro, como dijo el francés, que se propone "reconstruir la relevancia y la legitimidad del organismo".
"Estoy listo para hacer frente a este reto y les pido que ustedes estén también preparados", remachó dirigiéndose a los 24 del directorio, los mismos que ayer refrendaron su designación en representación de sus más de 140 miembros. La idea planteada hace dos años por Rato, que ahora debe concretar en una fórmula, es modificar el sistema de reparto de cuotas y de votos, para que economías en crecimiento como la china, la surcoreana, la turca, la mexicana o la española tengan más peso en las decisiones.
El FMI, al igual que el Banco Mundial, también afronta una delicada situación competitiva a la hora de prestar asistencia financiera a las naciones en desarrollo. Los grandes inversores privados y países como China, Rusia y algunos países árabes, que tienen abundantes cantidades de efectivo en reserva, que pueden dirigir sus préstamos hacia los países que necesitan ayuda financiera en condiciones más favorables y sin tener que pasar por tantas rigideces burocráticas. A esto se le suman los pactos regionales de cooperación económica que tienen como objetivo crear colchones frente a crisis financieras. El FMI, además, cuenta con la desventaja de tener su prestigio muy dañado en países en los que propuso políticas de ajuste muy impopulares cuyas recetas no evitaron la crisis.
El otro pilar del trabajo del FMI es la vigilancia de la estabilidad del sistema financiero internacional y la vigilancia de los tipos de cambio, donde la institución ha sido muy criticada en el pasado, sobre todo desde Estados Unidos, por permitir que China mantenga artificialmente bajo el valor de su moneda para fomentar las exportaciones. Dominique Strauss-Kahn ya ha dicho que aplicará el nuevo régimen que se anunció durante el pasado mes de junio para el mercado de divisas.
El director gerente saliente destacó la "experiencia", "visión" y "dedicación" de su sucesor en el FMI, cualidades que Rodrigo Rato considera indispensables para capitanear la institución. El español se comprometió a ayudarle a realizar la transición sin sobresaltos durante el próximo mes de octubre.
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