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Reportaje:Ciclismo | Campeonatos del Mundo

Una esperanza de 42 kilos

Maribel Moreno, que aspira a ser la heredera de Joane Somarriba, lidera al equipo femenino con la mirada puesta en los Juegos de Pekín

"Porque la conozco hace muchos años, si no diría que le pasa algo", asume Eneritz Iturriagaetxebarria, ciclista del Menekini italiano, que hoy participará en su séptimo mundial. Eneritz bromea al reconocer que su apellido es "muchísimo más largo" que el contorno de las piernas de Maribel Moreno (Ribes de Freser, Girona; 1981), delgadísima y heredera por derecho de Joane Somarriba y Dori Ruano, líder de un equipo que corre pensando en sumar puntos para lograr plazas en los Juegos Olímpicos de Pekín.

Moreno, que mide cerca de 1,70 metros y en cuyo palmarés se amontonan un Europeo júnior, un quinto puesto en el Tour, un tercero en el Giro de Italia y un Tour de Ardeche, insiste en que, por mucho que extrañe, lo suyo es naturaleza y entrenamiento. "La anorexia es una enfermedad mental. Yo no busco estar así, soy así. Yo como bien, pero no sé ni lo que peso, porque me da igual. Ahora estaré entre 40 y 42 kilos porque estoy en forma. En vacaciones, no paso de 48", insiste.

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"La tienes que ver comer. Ojalá yo pudiera zampar como ella", explica Iturriagaetxebarria. "La verdad es que resulta sorprendente. No tiene nada de culo, está como un palillo", anuncia Iosune Murillo, ciclista del Bizkaia-Pardo nacida en Barañain (Navarra), que participa en su segundo Mundial. "La conozco desde hace años y está más fina que nunca", avisa su compañera Arantzazu Azpiroz (Berasategi, Guipúzcoa, 1981), que zanja: "Si Maribel estuviera enferma no andaría como anda. Va como un tiro". "Es así, soy una escaladora. Si tuviera anorexia no daría un pedal", concluye Moreno.

El masajista de las féminas españolas, Josué Arán, explica que el porcentaje de grasa de Moreno no alcanza el 9%, "un dato bajísimo para una mujer; suelen estar entre el 12 y el 14". Con esos parámetros, cabría pensar que a la líder del equipo español le pasa algo malo, pero no es así: el que está fatal es el ciclismo femenino español. "Si el masculino no está muy bien que digamos, imagínate el femenino". "Nadie nos hace ni caso", sostiene Azpiroz. "Las cosas están peor que hace cinco años. Muy mal", corrobora Marta Vilajosana (Viladecavalls, Barcelona; 1975) que corrió su primer Mundial hace diez años y también compite en Italia, por lo que es una privilegiada. "Sale gente muy joven, y estoy segura que un día aparecerá otra Somarriba, pero casi por casualidad. Al deporte femenino se le hace muy poco caso en España y al ciclismo, menos. Nada. Cero".

Lo cierto es que hay dos equipos profesionales, con licencia UCI: el Bizkaia y el Comunitat Velenciana, donde corre Chari Rodríguez (Chiclana, Cádiz; 1981), novata en Stuttgart. Residente en Granada, bromea, claro, al posar para las fotos: "Maribel, no te pongas de perfil que no sales", vocea. En cuatro años de dedicación ha metido la cabeza en una selección que apenas tiene explicación: "Que estemos aquí es un milagro", asume Iosune Murillo, ciclista como su novio, Oroz, en plantilla del Euskaltel: "Gracias a él, si no... Este deporte no te permite tener un trabajo normal y además entrenarte, porque es muy exigente. En España no puedes vivir; con suerte te da para gastos, como a mí".

Las ciclistas que corren en España ganan poco más de 10.000 euros al año, dinero que duplican en Italia. "Pero cada vez hay más ciclistas del Este", denuncia Moreno, consciente de que una beca ADO solventaría muchos problemas. "Para ello tenemos que meternos entre las 10 primeras". Por eso, sueña con una carrera "lo más dura posible" en la que no se llegue al sprint. También pide que no llueva. "Con lo delgada que estoy, pasaría mucho frío", asume.

Maribel Moreno, en la contrarreloj del Mundial.
Maribel Moreno, en la contrarreloj del Mundial.EFE

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