Bettini puede correr y Freire lo aplaude
El español se felicita de que un juez autorice la participación de su gran rival y vigente campeón
Cuando un periodista italiano le preguntó ayer a Óscar Freire cuál de los 197 rivales de la carrera de mañana era el ciclista que más temía, el tricampeón del mundo respondió sin dudar: "Paolo Bettini". "Es el actual campeón, viene muy motivado, ha corrido la Vuelta y es muy rápido en cualquier tipo de llegada", añadió Freire, que puede convertirse en el primer corredor de la historia que gana cuatro Mundiales. "Y me alegro de que esté en la carrera, prefiero que esté, porque si le hubieran dejado fuera por esa tontería...".
Esta última precisión era necesaria porque el líder italiano ha estado en un tris de ser expulsado de una prueba de la que es la principal imagen. Y como le pasó a Alejandro Valverde, ha tenido que ser un tribunal, en este caso un juzgado de primera instancia de Stuttgart, el que garantizara su derecho a defender el título. Quien quería evitar su presencia era el comité local de organización, que entendía que el hecho de que Bettini no firmara la carta de la UCI del compromiso ético constituía una mancha para la virtud de la carrera. "Pero está en su derecho de no firmar", dijo Freire, quien en el entrenamiento de la mañana, en el que descubrió con gusto la dureza del circuito, se encontró con el Grillo, y charló un rato con él de la problemática. "Más bien al contrario, lo que no sería justo es que le obligaran a ello. A mí me exigió el equipo hacerlo para ir al Tour. Eso sí que es hipocresía".
Como cada día que pasa, al presidente Pat McQuaid, que actúa al frente de la UCI como un ciego con una pistola, que diría Chester Himes, disparando a no se sabe dónde y generando daños sin pensar en las consecuencias, se le abrió un frente, y como casi siempre relacionado con el dopaje. El de ayer no concernía al Mundial más que por coincidencia de fechas, y le llegaba desde el Tour pasado, desde julio. Venía relatado desde el diario L'Équipe, el organizador del Tour, precisamente, con la precisión de una bomba de relojería. Hablaba de que el laboratorio de París había hallado en la orina de Michael Rasmussen -el danés forzado a retirarse cuando iba líder- restos de Dynepo, una EPO sintetizada a partir de células humanas. Sin embargo, no se le podía considerar positivo porque los criterios científicos para la detección de tal sustancia no han sido aún fijados por la Agencia Mundial Antidopaje. A la UCI le fastidió que se filtrara la noticia, que iba acompañada del aviso de que había nueve casos más, aún anónimos. Aunque algunos dirigentes solicitaron los demás nombres, McQuaid no los soltó.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.