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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El hogar y su nostalgia

Hogar, dulce hogar es la consigna que domina la primera exposición individual de Mónica Bengoa en Madrid. Las tres obras que la componen están referidas al hogar de la artista en Santiago de Chile, y aunque pueden resultar excesivas por su tamaño -sobre todo el mural de 336×308 centímetros- no causan ninguna inquietud porque son los testigos de una mirada plácida. La mirada de quien echa un largo vistazo a las salas y habitaciones de su casa y confirma cuán satisfecho se encuentra en ella. Esta placidez hogareña, esta delectación morosa en lo más propio, es congruente, además, con el método de trabajo de Bengoa que consiste en componer sus cuadros y murales como si fueran mosaicos, donde las servilletas coloreadas a mano hacen las veces de teselas. Y en el caso de las fotografías, en cuadricular la fotografía inicial y copiar los fragmentos resultantes en papel de acuarela, para después ensamblarlos cuidadosamente. Estos procedimientos, por lo que exigen de tiempo, de atención y paciencia, remiten inevitablemente a esos oficios domésticos que, como el bordado y la repostería, el lavado, el planchado y el almidonado, fueron el destino exclusivo de las mujeres, cuando ellas eran las amas de la casa y los hombres los amos del mundo. Y si ahora Bengoa los reivindica no creo que lo haga con la intención de iluminar el oscuro fondo de sometimiento efectivo de la mujer sobre la que esos oficios se destacaban. No, la placidez de sus imágenes, insisto, no da pie a ninguna clase de indignación. Creo, por el contrario, que lo que ella propone es cierta reconciliación con el hogar que puede tener un eco importante en la actual situación posfeminista en la que las mujeres, que compiten fieramente con los hombres por el control del mundo, pueden volver la mirada atrás y descubrir que el hogar -que fue un infierno- se ha convertido en un paraíso perdido. En un campo singular de despliegue de esas operaciones de idealización del pasado, con las que tanto los hombres como las mujeres intentamos compensar la amenazante disolución del hogar.

MÓNICA BENGOA

Galería Carmen de la Calle

Conde de Xiquena, 5-7 Madrid

Hasta el 20 de octubre

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