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Fotonoticia:

2001. Martin Creed. <i>Apaga y vámonos.</i>

La elección de la instalación de Martin Creed (Wakefield, 1968) para el premio de aquel año (entre las propuestas de Richard Billingham, Isaac Julien y Mike Nelson) fue muy contestada. ¿Una habitación vacía con una luz que se enciende y se apaga? Para la crítica inglesa, aquella obra rozaba la tomadura de pelo, el colmo del cinismo en el arte. Los analistas más crédulos veían en el trabajo de Creed la continuación del activismo y la crítica institucional de los setenta.

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