_
_
_
_
_
El debate de política general en Cataluña

Montilla revela que Zapatero prefería al convergente Mas como presidente catalán

"Si yo estuviese supeditado al PSOE, seguramente no sería presidente", dice el jefe del Ejecutivo

Miquel Noguer

José Luis Rodríguez Zapatero prefería al nacionalista Artur Mas como presidente de la Generalitat por encima de José Montilla. Sólo el empeño del Partit dels Socialistes (PSC) para defender su independencia del PSOE frustró la voluntad del presidente del Gobierno. Montilla lo reconoció ayer solemnemente en el Parlament: "Si yo estuviese supeditado al PSOE, seguramente no sería presidente", dijo en respuesta a las acusaciones de "sucursalismo" que le llovieron desde Convergència i Unió (CiU). Fuentes del PSC confirmaron que, tras las elecciones autonómicas de 2006, el PSOE pretendía dejar gobernar a CiU para tener su apoyo en el Congreso de los Diputados.

Más información
Mas propone convocar un referéndum sobre el Estatuto si el Constitucional lo recorta

"Supimos decir no cuando el PSOE indicó que hacía falta otro presidente para Cataluña", confirmó después Miquel Iceta, portavoz de los socialistas catalanes. Este otro presidente era Artur Mas, líder de Convergència, ganador de las elecciones en votos y escaños el pasado noviembre pero, al final, incapaz de tejer pactos en el Parlament.

Lo que ayer confirmaron Montilla e Iceta ya lo había insinuado Artur Mas en el pasado. Pese a ello, el líder nacionalista lo negó todo desde su escaño del Parlament. Olvidó, quizá, lo que dijo en una entrevista a EL PAÍS el año pasado: "Zapatero no respetó el juego limpio, es decir, que gobierne quien gane las elecciones".

No sólo esto, sino que les ha confesado a sus íntimos que Zapatero le prometió convencer a Montilla para frustrar una reedición del tripartito. Según Mas, Zapatero decía tenerlo "todo controlado". Tan seguro estaba Mas que "hasta el último momento" se mostró convencido frente a los suyos de que Zapatero vetaría la reedición del pacto de las izquierdas y sería presidente. No fue así y el 6 de noviembre del año pasado, sólo cinco días después de las elecciones, se confirmaba que José Montilla sería presidente con el apoyo de Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya. CiU volvía a quedar postrada en la oposición.

Revelación planeada

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"Para ellos [el PSOE] era mucho más cómodo dejar gobernar a CiU en Cataluña y ganarse así un aliado en el Congreso más cómodo que Esquerra Republicana", recordó ayer un dirigente de los socialistas catalanes. Pero los planes del PSOE se vinieron abajo. Y es que el PSC no podía tolerar volver a la situación anterior a 2003 y calentar de nuevo la bancada de la oposición sólo porque ello facilitaba las cosas a su partido hermano.

¿Fue improvisada la revelación de Montilla, ayer? "En absoluto: estamos hartos de que CiU salga siempre con la historia del sucursalismo. Esto habrá servido para hacerles callar", explicaron fuentes próximas a Montilla.

El presidente y Miquel Iceta desenterraron así, en pleno debate de política general en el Parlament, la dura pugna posterior a las elecciones catalanas del pasado noviembre. En estos comicios, el PSC de Montilla obtuvo 11 escaños menos que su rival de Convergència i Unió, Artur Mas. Pese a esta diferencia, los diputados del PSC, los independentistas de Esquerra Republicana y los de Iniciativa per Cataluña sumaban mayoría suficiente para gobernar. Y así lo hicieron pese a las reticencias de Madrid y las voces del PSOE que apostaban por un Gobierno presidido por Artur Mas.

El PSOE, a las puertas de un año electoral, abominaba de la reedición de un tripartito en Cataluña con Esquerra Republicana como árbitro. Más todavía si el pacto incluía el regreso de Josep Lluís Carod, convertido en la bestia negra de un sector de la opinión pública española desde su reunión con la cúpula de ETA en Perpiñán (Francia).

Con todo, el pacto tripartito entre el PSC, ERC e Iniciativa per Catalunya se reeditó. Se cerró en sólo seis días, con la manifiesta oposición de diversos barones del PSOE, y su firma tuvo lugar mientras José Luis Rodríguez Zapatero se encontraba de viaje oficial a Uruguay, lo que no hizo más que tensar las relaciones entre el PSC y sus hermanos de Ferraz.

Tentativas de Blanco

Ayer estas tensiones volvieron al primer plano en el Parlament. Las palabras de Montilla abrieron la veda. Después se apuntaron Miquel Iceta y hasta el republicano Joan Ridao. Este último dijo claramente: "De todos es sabido que Zapatero prefería a otro como presidente de la Generalitat, a usted ".

La estrategia del líder nacionalista fracasó, como también lo hizo la del PSOE para laminar la independencia orgánica de que goza el PSC respecto al comité federal de la calle de Ferraz. Un ejemplo de ello ya emergió en enero de 2004, tras la precipitada salida de Carod del Gobierno de Pasqual Maragall. El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, alarmado por los efectos que ello podía tener en la campaña de Zapatero, sondeó a diferentes alcaldes del cinturón de Barcelona para ver si estaban dispuestos a encabezar una lista del PSOE en Cataluña que compitiera con la del PSC. Ninguno de los sondeados -entre ellos Celestino Corbacho, alcalde de L'Hospitalet, y Manuela de Madre, ex alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet- se apuntó a la idea, que finalmente fue abandonada.

Los dirigentes consultados por Blanco corrieron a denunciar la "intromisión" del PSOE a Montilla, quien frustró la operación.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_