Precisiones sobre México

El viernes 14 de septiembre Jorge Castañeda publicó un artículo en ese periódico intitulado Monopolio político mexicano, en donde comete algunas imprecisiones sobre la Ley de Reforma Electoral que acaba de aprobar el Congreso mexicano y que me permitiré señalar: en primer lugar, en ninguna parte del texto de dicha ley se establece la prohibición para las candidaturas independientes ni, como señala Castañeda, el PRI planteó elevar a rango constitucional la prohibición de dichas candidaturas.

En segundo lugar, no es verdad que el presidente Calderón haya entregado a las direcciones de los tres grandes partidos mexicanos PRI, PAN y PRD la responsabilidad de construir un nuevo esquema institucional y electoral. El presidente Calderón no intervino en lo absoluto en el proceso legislativo de dicha reforma, como así lo aseguró el senador panista Ricardo García Cervantes, al afirmar en el debate correspondiente que "la mesa de diseño de la reforma había sido redonda, sin cabecera".

En otro orden de ideas, son muchos los apartados positivos de esta reforma, y no solamente la misma incluye un solo apartado favorable como lo señala Castañeda; se da una disminución significativa del gasto en campañas electorales, en un 50% para las elecciones de presidente de la República y de la renovación de las Cámaras de senadores y diputados y de un 70% para las elecciones intermedias de diputados federales.

Asimismo, las campañas políticas se reducen a 90 días contra los 186 días que duran actualmente, se está evitando que el dinero, los grupos de presión, los factores de poder e incluso organizaciones del narcotráfico influyan en las campañas mexicanas para obtener privilegios e impunidad. Se prohíbe terminantemente el uso de la propaganda denominada negra para denostar a candidatos o a partidos, con lo cual asesores estrella como el ex presidente español Aznar ya no podrá aconsejar a un partido mexicano sus rentables tácticas para campañas injuriosas y atemorizantes.

Se fortalecen tanto el Instituto Federal Electoral así como el Tribunal Federal Electoral; fue el Congreso y no los partidos, quien diseño y aprobó dicha reforma. Para mí representa un avance significativo en la política mexicana.

Finalmente, coincido con Castañeda en su crítica a los monopolios mexicanos y considero que este problema constituye una asignatura pendiente para el Congreso de este país.