Odón Betanzos, escritor y académico
Era director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española
Se nos ha marchado Odón Betanzos, director que ha sido durante tantos años de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, que estudia, protege y difunde el español en Estados Unidos, entre cuyos méritos destaca el haber contribuido a que más de 40 millones de personas se expresen en nuestro idioma en aquel país.
Pero con tan reducido nombre se nos ha muerto paradójicamente el hombre revitalizado, aquel al que su sentido cósmico le llevó, frente a la selva de este mundo y a su dureza (entre sus experiencias vitales se cuentan el fusilamiento de su padre en la Guerra Civil española y las muertes de un hermano y de su propio hijo, también en trágicas circunstancias), a vislumbrar la intangible dimensión del infinito a través de la contemplación del mar y las estrellas, dos realidades que Odón acostumbraba a observar, con la frecuencia que podía, en los paisajes heredados de su Rociana natal, de la playa de Mazagón y en el entorno de Doñana, lugares todos ellos de la provincia de Huelva.
De lo que en sus años de juventud fue, así, soporte humano para un espíritu rebelde y desgarrado, la fuerza, en cambio, de su yo interior le recondujo hacia otros convencimientos: suplantó su agnosticismo por una permanente búsqueda de la fe cristiana y como principio vinculado al crecimiento integral del hombre. En consecuencia, en su afán de limar cualquier egoísmo, situó la poesía como solución del misterio universal.
Su afición literaria se manifestó desde muy niño, demostrando unas inquietudes que le impulsaron a realizar en primer lugar la carrera de Náutica en Cádiz (como marino mercante recorrió los cinco continentes); después, la de Filosofía y Letras por las Universidades de Fordham y Nueva York. En esta última ciudad fundó con Eloy Vaquero, ex ministro de la Segunda República, la revista y editorial Mensaje. En su obra de creación personal se inscriben títulos como Santidad y guerrería (1969), Hombre de luz (1972), La mano universal (1985), Poemas del hombre y las desolaciones (1991) y Diosdado de lo Alto (1991).
Entre sus innumerables distinciones sobresalen el Premio de la Libertad de Nueva York, la Medalla de Plata de Andalucía, el Premio de Poesía José Vasconcelos, y la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica y del Mérito Civil. A su condición de académico hay que unir las de profesor en The City University de New York y presidente del Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericano (CEPI). Paralelamente ha sido miembro correspondiente de las Academias de la Lengua de Guatemala, Filipinas, Colombia y Nicaragua, además de la Hispanic Society of America. En 1986 vino a concebir y a ubicar en su pueblo la fundación cultural que lleva su nombre, encargada desde sus orígenes no sólo de la salvaguarda de su legado, sino también de impulsar la creación y la investigación en las diversas áreas del conocimiento humano.
José Antonio García es escritor y poeta.
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