Francia coloca una pulsera electrónica a un violador que ya ha cumplido la pena
El ex reo ha aceptado una medida que sólo se imponía a presos en libertad condicional
El francés Martial Leconte ha pasado nueve años en prisión por haber violado a una niña de 11 años. Ayer fue liberado definitivamente tras cumplir su condena, pero su relación con la justicia no ha terminado. Le mantendrán vigilado durante dos años gracias a un brazalete electrónico de localización que se ha colocado por primera vez en Francia a un condenado que ya ha cumplido la pena. La medida ha coincidido con la polémica desatada en España tras la excarcelación del violador del Vall d'Hebron y el debate sobre la posibilidad de establecer medidas postpenitenciarias.
El brazalete electrónico, que permite saber dónde se encuentra la persona en todo momento, fue aprobado en Francia mediante una ley de diciembre de 2005. Pero hasta ahora estaba reservado para presos que salían en libertad condicional. Ayer, por primera vez, se impuso a una persona que ya ha cumplido la condena, que ha pagado su deuda con la sociedad. Eso sí, con su consentimiento. Martial Leconte, de 42 años, aceptó llevar la pulsera de localización, del tamaño de un reloj, enlazada en su tobillo. Lo llevará durante un periodo de dos años que podrá ser renovado una sola vez. Los jueces han impuesto una serie de zonas que el ex condenado no podrá pisar. En caso de que lo haga, será detectado automáticamente por el brazalete y le podrán condenar a dos años de prisión.
Leconte fue condenado en 1998 a 14 años de cárcel por la violación de una menor. Gracias a las reducciones de condena, ha podido salir de la prisión de Caen después de pasar nueve años entre rejas. A partir de ahora, la administración penitenciaria conocerá y registrará todos sus movimientos, lo que permitirá demostrar su culpabilidad en caso de que reincida. La liberación de Leconte se ha producido un mes después de lo previsto. Debió haber salido hace un mes, pero los sindicatos de funcionarios de prisiones alertaron de que no estaba rehabilitado y de que tenía altas probabilidades de reincidir. Algunos de ellos aseguraron que Leconte presumía de que volvería a cometer el mismo delito cuando abandonara la prisión y que había dicho que haría "cosas peores que Evrard". Francis Evrard había violado a un niño pocos días después de salir de la cárcel, donde había pasado 27 años por haber cometido un delito sexual.
La polémica sobre qué hacer cuando violadores que no se consideran rehabilitados salen de la cárcel se ha avivado en toda Europa. En Francia, tras el caso de Francis Evrard, el presidente Nicolas Sarkozy abogó por la castración química de este tipo de delincuentes. La medida también fue barajada -y descartada- recientemente por un comité catalán. En Cataluña han salido de prisión en los últimos seis meses dos violadores múltiples con pronóstico de reincidencia -el último el pasado sábado-, lo que ha desatado una gran alarma social. Pero también se han escuchado las quejas de quienes sostienen que una vez que un condenado ha cumplido su pena y la sociedad le ha castigado, no se le puede legalmente imponer ninguna sanción ni vigilancia.
El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, anunció ayer que si gana las elecciones generales de 2008 estudiará una reforma legal para que los delincuentes "que no se van a reinsertar", como violadores en serie, cumplan íntegramente sus penas de cárcel.
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