Aguirre borrará el impuesto de patrimonio
La presidenta anuncia la eliminación de la tasa, como sugirió el líder de los socialistas madrileños
Esperanza Aguirre sí está de acuerdo con el socialista Tomás Gómez. La presidenta regional anunció ayer, en un paréntesis de un prolongado discurso en el hotel Ritz de Madrid, "su firme compromiso" de suprimir el impuesto del patrimonio, la renta que grava las propiedades personales cuando éstas superan el valor de 112.000 euros (150.000 si se trata de la vivienda habitual).
La presidenta advirtió: "Se avecinan curvas en el ciclo económico. Hay incertidumbre"
Y ello, "a pesar de la asfixia que el Gobierno de Zapatero somete a Madrid", justificó. La Comunidad recauda 430 millones por este concepto cada año (cerca del 2% de los 18.169 millones del presupuesto de 2007). "Esa exención no está exenta de dificultades, y por eso no la puse en mi programa electoral", había dicho Aguirre el jueves anterior.
La idea se la había deslizado el martes pasado el jefe de la oposición, el socialista Gómez, en su primer encuentro oficial en la Puerta del Sol. La sugerencia del secretario general de los socialistas madrileños provocó muchas reacciones, no todas muy favorables, sobre todo dentro del propio Partido Socialista de Madrid (PSM). Ayer, Gómez puso una objeción y dos preguntas sin respuesta al anuncio: "Han tardado mucho en reaccionar a nuestra propuesta", sentenció seis días después de su charla con Aguirre. Los interrogantes fueron cómo y cuándo lo va a hacer.
"Eliminaremos el gravamen a lo largo de esta legislatura", anunció Aguirre dando un volantazo a la deriva de su alocución en el Foro Nueva Economía. Hasta ese momento se había detenido, principalmente, en una reivindicación de sus "grandes logros" a pesar de las zancadillas presupuestarias del Gobierno central (la inversión estatal el año pasado en la Comunidad alcanzó los 2.602 millones de euros). Aguirre rehusó dar un plazo concreto para la eliminación del impuesto y capeó con sonrisas y guiños las preguntas sobre la ejecución concreta del plan. "En política todo hay que hacerlo con mucho cuidado. No es fácil, aunque puedo asegurar que se hará, paulatinamente, antes de mayo de 2011".
La presidenta justificó la tardanza de una semana en recoger el guante de Gómez en que había que "sopesar los pros y los contras". Los pros, en opinión de Aguirre, radican en que las medidas liberales y la reducción de impuestos son una buena idea en tiempos de crisis y, según profetizó, "se avecinan curvas en el ciclo económico y estamos en un momento de incertidumbre". Los contras son, exclusivamente, la cantidad de millones que dejará de recaudar. "Y es aún más difícil si el Gobierno no invierte ni un euro en Madrid", puntualizó la dirigente, retomando así el hilo conductor de su comparecencia.
Tanto el socialista Gómez como Aguirre coinciden en los adjetivos que dedican al impuesto caído en desgracia: "Es anacrónico, está obsoleto y es injusto, porque grava dos veces por el mismo concepto, ya que en la declaración de la renta ya se penalizan estas propiedades".
En lo que no están tan de acuerdo es en definir el espectro ideológico en el que se encuadra la medida. "Es una decisión liberal", dice Aguirre. En cambio, Gómez califica la supresión de "progresista". Para ello argumenta que la tasa perjudica "a las clases medias" y no a los grandes propietarios, pues éstos "han creado sociedades patrimoniales para eludir el pago". Otro argumento común es el de recordar que el impuesto ha desaparecido en todos los países europeos, excepto en España, Francia y Suecia.
La Comunidad facilitó algunos ejemplos de cómo funciona el impuesto, estatal pero cedido a las autonomías: "Un matrimonio con cuatro hijos en bienes gananciales, con una vivienda habitual en Madrid valorada en 480.506 euros, pero con una hipoteca de 240.000 euros, una segunda residencia en Colmenar de Oreja, heredada por el marido, valorada en 150.000 euros y 3.000 euros en cuentas corrientes. El marido deberá pagar 189,10 euros, pese a su hipoteca". Aunque Aguirre, en realidad, no dedicó demasiado tiempo a anunciar la nueva medida. De hecho, apenas le llevó un minuto. Básicamente glosó las virtudes de su Ejecutivo y reprochó al central sus errores en diversos ámbitos políticos y su falta de cooperación con Madrid.
También tuvo tiempo de valorar las aspiraciones del alcalde de la capital, su compañero de partido Alberto Ruiz-Gallardón -quien estaba presente-. "Yo no hago las listas al Congreso", dijo. Además, concedió que Gallardón "es centrista", pero matizó: "Como todos en el PP".
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