Portugal no quiere ver placas con la E
Trabajadores españoles acusan a Lisboa de perseguir a los que no matriculan el coche
La Brigada Fiscal de la Guardia Nacional Republicana tiene fritos a los españoles que viven en Lisboa. Cada mañana sale de la comisaría y se pone a anotar matrículas. Sigue a las mujeres al supermercado, olfatea a la salida del Instituto Español, no se arruga ni ante la Embajada. Cuando sabe que el conductor no está de vacaciones sino viviendo en Portugal, el agente da el alto y aplica a machamartillo el artículo 22 de la Ley de Impuestos sobre Vehículos (ISV) de 29 de junio de 2007.
Y que te apliquen el ISV en Portugal no es cualquier cosa: "Primero te ponen una buena multa, luego te confiscan los papeles y te embargan el coche. Ahí tienes dos opciones: matricularlo, pagando entre 3.000 y 15.000 euros, o deportarlo. Si optas por no pagar, te acompañan a la frontera y te dan los papeles allí", explica el médico gallego Xoán Gómez.
Gómez es el presidente de la Asociación de Profesionales de la Salud Españoles en Portugal (APSEP), que representa a los más de 3.000 médicos y enfermeros españoles que trabajan en tierras lusas, y que ayer presentó una demanda contra el Gobierno portugués ante el Tribunal Administrativo de Lisboa en representación de los expatriados. "Estamos hartos de ser tratados como delincuentes", afirmó el médico en la puerta del tribunal. "Hemos ido a la Embajada y dicen que las autoridades portuguesas han prometido estudiarlo. Pero no podemos continuar así".
Altos directivos, militares de la OTAN, profesores... Muchos españoles se quejan de que la Guardia Nacional Republicana aplica la ley de forma "ciega, discriminatoria y persecutoria". "La gente se siente vigilada", dice Gómez. Y algunos de los que han vivido la experiencia dicen que los agentes siempre tiene datos que demuestran una dedicación exhaustiva. "A algunos les siguen durante semanas", afirman en la APSEP.
El origen del embrollo
¿Cuál es el origen del embrollo? "La ley se pensó", explica el abogado de la asociación, Antonio Viñal, "para evitar que los portugueses evadan impuestos comprando los coches fuera del país, donde son, de media, un 40% más baratos".
Las autoridades se remiten a la normativa y niegan discriminación. Si un ciudadano genera renta en Portugal y pasa más de seis meses en el país, debe ser residente fiscal, y puede poner en regla el coche en 180 días con una exención del 100% en el ISV. Muchos españoles prefieren no fijar aquí su residencia porque mantienen casa y familia en España, pero el ISV es inflexible. Según Viñal, "toma por residente a todo el que gana un sueldo en Portugal, aunque sea de forma temporal, salvo si trabaja en un municipio limítrofe" con España.
El problema es también de reciprocidad. "En España, si un portugués quiere matricular el coche, le cuesta 90 euros; aquí puede llegar a costar hasta 15.000 euros, lo que a veces supera el valor real del propio coche", explica Gómez. El presidente de la APSEP vive en Tuy y trabaja en Ponte de Lima. "O sea, que no soy limítrofe". Su Ford Mondeo tiene cuatro años y vale 9.000 euros. "Tendría que pagar 12.000 para legalizarlo", dice.
Quizá el colectivo más quejoso es el de los médicos y enfermeros, que ayer desfilaron ante el tribunal con una pancarta que decía: "Queremos ser europeos, libre circulación de personas". Muchos trabajan aquí, cobran del Estado portugués y duermen en España. Pero se juegan el sueldo en cada traslado al trabajo. Según la APSEP, "algunos cirujanos han llegado tarde a operar porque les han quitado el coche por el camino".
Los médicos subrayan, de todos modos, que no hay "animadversión del Estado", sino "afán recaudatorio". Francisca González, residente en Vigo y traumatóloga en Viana do Castelo, dice: "Los jefes del hospital nos defienden, cobramos más que en España, y Portugal nos aprecia porque hay escasez de médicos. En el norte la cosa está tranquila, de momento. Pero, si siguen así, es como darnos un empujón para volvernos".
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