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Reportaje:

Matadero entre charcos

Silvia Blanco

Ni el espectáculo de la Compañía Nacional de Danza Gnawa, ni los conciertos en MySpace. La artista estelar del Matadero de Legazpi fue la lluvia, auténtica performer encargada durante la primera hora de actuaciones de convertir el gigantesco patio en un ir y venir de gente tratando de meterse en algunos de los múltiples escenarios cubiertos, algunos con suelo de arena. Al entrar al Matadero, controles de seguridad para evitar que la gente llevara agua en el bolso. En el escenario MySpace, Las Luisa aporreaban una barra de hierro de las que apuntalan edificios en obras. "¡Bricolaje!", gritaban al final del concierto. Cuando remitió el chaparrón, centenares de personas volvieron a ocupar el patio central. En la sala ¿Rock+Arte?, cuatro artistas con mallas doradas y visera de soldador jugaban al pimpón generando una música indescriptible. "Rayante", según Rubén Denet, uno de los asistentes. A un par de neoyorquinos, en cambio, les encantó. La pregunta al principio de la noche era: "¿Y lo de la danza?", refiriéndose al espectáculo dirigido por Nacho Duato. "Sólo había 120 localidades; lo anuncian tanto para que luego no haya sitio", se quejaba Alfonsa Ramírez. La otra pregunta era: "¿Pero esto qué es?". La misma ante los vídeos de 80 artistas defiendo palabras con imágenes, en Videodictionary; o en un juicio a un hombre lobo en Licántropos y otros lunáticos. Gentes de todas las edades deambulando entre asombrados y divertidos y, al cierre de esta edición, todavía expectantes.

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Sobre la firma

Silvia Blanco
Es la jefa de sección de Sociedad. Antes ha sido reportera en El País Semanal y en Internacional, donde ha escrito sobre migraciones, Europa del Este y América Latina.

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