La caída del revestimiento de un muro en la A-2 causa grandes atascos

La caída de parte del revestimiento de un muro sobre la autovía de Barcelona (A-2) provocó ayer un monumental atasco durante toda la mañana. El colapso llegó a ser de hasta siete kilómetros en dirección Barcelona. La pared -a la altura del kilómetro 5 de la A-2, muy cercana al puente de Arturo Soria que cruza la autovía- se vino abajo sin causar ninguna víctima. La parte destrozada, de tres metros de alta por 15 de ancha, se desplomó sobre la calzada a las 5.30 de la mañana, según un portavoz de Emergencias Madrid. Hubo mucha suerte. Los escombros cayeron cuando no pasaban coches por la vía.

Un conductor que pasó instantes después del incidente avisó de lo ocurrido. El eje este-oeste de la ciudad, formado por las calles de José Abascal y Cea Bermúdez con el túnel de María de Molina, se atascó. También se vieron afectadas las incorporaciones de la A-2 con la avenida de América y la M-30. Dos de los cuatro carriles quedaron inutilizados por los escombros. A pesar de que acudieron más de una decena de trabajadores, el tráfico se resintió especialmente hasta las 15.40. Entonces, uno de los dos carriles cortados fue reabierto. A última hora de la tarde, el tráfico era más fluido. Sin embargo, un portavoz municipal reconoció que la apertura de ese último carril iba "para largo", sin especificar cuándo quedaría restablecido el tráfico.

El muro en mal estado, próximo al puente de la calle de Arturo Soria que cruza la autovía, se desprendió, según un portavoz de Emergencias Madrid, "seguramente por culpa de filtraciones de agua". De hecho, en la parte superior hay un enorme jardín que pertenece a una guardería. Quizá la presión de las raíces de los árboles también contribuyó a lo ocurrido. La dueña de la guardería, nerviosa y cansada, se limitó a decir: "Estamos intentando arreglarlo". El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, aseguró que la estructura del puente de Arturo Soria no estaba afectada por el incidente. A mediodía, en la calzada, una decena de trabajadores municipales ayudados por una excavadora y un camión cisterna trataban de arreglar el desaguisado. A lo lejos se veía un tapón de coches que llegaba más allá de la M-30.

En los cuatro carriles en sentido entrada la situación tampoco era buena. La curiosidad de los conductores que miraban hacia los carriles contrarios ralentizó el tráfico. Además, decenas de curiosos observaban el caos desde un puente peatonal que une las calles General Aranaz y Asura. "Es el atasco del siglo", decía uno.

Jesús Sánchez, un taxista, pasó ayer por la zona dos veces. "La primera no sabía lo que había pasado y la policía nos desviaba hacia la M-30". Fue sobre las 12.00. El portavoz de Emergencias explicó que a esa hora el tráfico se tuvo que interrumpir unos 15 minutos "por seguridad". Fue el tiempo que los bomberos tardaron en tirar parte del revestimiento que no había caído. "La segunda vez me he quedado atascado 20 minutos. Mi clienta estaba nerviosa. Me ha dicho que ha llegado tarde a una reunión", explicaba. "Y menos mal que ha pasado en jueves, porque si pasa en viernes el caos hubiera sido todavía más monumental", aseguró.