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Reportaje:Fútbol | Primera jornada de la Liga de Campeones

Juande se mira en su espejo

El técnico sevillista, apasionado del fútbol inglés, ante el Arsenal de Wenger

Arsenal y Sevilla se caracterizan por entender el fútbol como algo que se debe jugar a la velocidad de las centellas y en el que no basta con no perder. El partido de esta noche (20.45, Canal + 2) se prevé lleno de pundonor, ataques constantes, disputado, bello probablemente, y en el que en cada minuto se puede esperar un gol. La culpa la tienen fundamentalmente sus dos entrenadores: el francés Arsène Wenger, de 57 años, y el manchego Juande Ramos, de 52.

Los dos contendientes se han convertido en conjuntos tan atractivos porque sus atributos futbolísticos se basan más en los conceptos que en los nombres. Tanto los londinenses como los sevillanos se articulan alrededor de un estilo de juego ofensivo basado en el toque y en la circulación rápida del balón. Wenger y Juande tienen muchas cosas en común y otras tantas que les diferencian, pero ambos han sido capaces de montar dos equipos que son el espejo en los que se quiere mirar media Europa.

Ambos fueron jugadores modestos que apuestan por el ataque y la rápida circulación del balón

Los dos preparadores fueron futbolistas de un nivel que no les habría llegado para jugar en los clubes que ahora conducen. Wenger se crió escuchando las reflexiones y discusiones sobre fútbol que mantenían los dirigentes del modesto Dusenheim en el restaurante de sus padres. Ya con 29 años jugó en el Estrasburgo, donde coincidió con el seleccionador francés, Raymond Doménech, y fue miembro de la plantilla que logró el único título liguero del club, en 1979..., aunque sólo disputó tres encuentros. Poco después, Wenger pasó a entrenar a los juveniles del club. La carrera de Juande como futbolista es aún menos impresionante, pero sí coincide con Wenger en que sus primeros pasos como técnico los dio en las categorías inferiores de un modesto en el que había jugado: el Elche.

Su comienzo marcó su futuro. La falta de prestigio del futbolista conocido les obligó a hacerse con el respeto de los banquillos a base de trabajo duro, de dar alguna que otra lección y de tragarse más de un sapo. "¿Pero qué sabe este francés de fútbol?", fue la bienvenida a Wenger del capitán del Arsenal, Tony Adams. Julen Lopetegui asegura que el vestuario entero del Rayo Vallecano se quedó mirando a Juande con cara de rechifla cuando, en 1998, entró por la puerta.

A Wenger no le valieron para nada ante sus severos jueces ingleses el título liguero francés o los tres de Copa que había logrado con el Mónaco; ni siquiera haber sido el valedor de George Weah o la final de la Recopa que había alcanzado con el equipo monegasco. Él, primer no nacido en las islas británicas que entrenaba al Arsenal, tiró de sus conocimientos de Sociología, Economía y hasta nutrición para darle la vuelta como un calcetín a los gunners. Fue un vuelco absoluto: Adams lloró sobre los hombros de Wenger y superó su alcoholismo.

Por su parte, Juande convenció a los rayistas a fuerza de predecirles los partidos. "Es un verdadero estratega, el mejor y casi único que he conocido", destaca Lopetegui. Esa capacidad sigue impresionando a sus jugadores, aunque el manchego no llega a crear esa sensación mayestática que rodea a Wenger y embelesa a sus pupilos. Ramos vive más a contrapelo, y sigue considerándose poco considerado para todo lo que ha logrado. Wenger siempre ha estado protegido por la directiva de su club; vació de ingleses el equipo y apostó por una estrategia de fichar jugadores por hacer -más de un centenar ha pasado por la primera plantilla- que le ha reportado tres títulos de Liga, cuatro Copas y dos subcampeonatos en Europa, en la Copa de la UEFA y en la Liga de Campeones.

Enfrente, Ramos ha conseguido dos Copas de la UEFA, una Copa del Rey y una Supercopa europea. Pero el entrenador español atraviesa momentos difíciles en el Sevilla. Su relación con el presidente, José María del Nido, es más que tirante y casi lo máximo que aporta en los fichajes, con la excepción de Kanouté o Kerzhakov, es una opinión. Ayer, en el aeropuerto de Gatwick, muy a su estilo, Juande admitía su admiración por Wenger, aunque se escondía a la hora de responder si le gustaría su influencia en todos y cada uno de los aspectos del club; se cuenta que hasta ha elegido parte del mobiliario del Emirates Stadium, el reemplazo de Highbury.

"Cada fútbol tiene una cultura distinta, en el fútbol inglés los entrenadores suelen ser también managers y se ocupan de bastantes más cosas, pero en España no es así", razona Juande. Ese desinterés aparente contrasta con los encendidos elogios que dedica al fútbol inglés en cuanto la ocasión se presenta: todo el mundo sabe que el Tottenham quería que el técnico sevillista fuese, precisamente, su Wenger.

Juande Ramos, durante un entrenamiento. A la derecha, Wenger, ayer.
Juande Ramos, durante un entrenamiento. A la derecha, Wenger, ayer.GARCÍA CORDERO / AP
Lo hace ante el Arsenal, líder de la PremierVídeo: ATLAS

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