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Eurobasket | Final
Columna
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Los europeos de la NBA han maravillado

En este último año, muchos comentaristas han subrayado el progresivo descenso de calidad técnica en el juego de muchos equipos de la NBA, a causa de un empeoramiento de la técnica individual en favor de la calidad atlética de los jugadores. Podemos afirmar con satisfacción que los europeos que juegan en los Estados Unidos han estado entre los mejores de este campeonato. Gasol, Garbajosa, el óptimo Calderón, Parker, Nowitzki, Kirilenko, Kriapa... han maravillado por la continuidad de su rendimiento. No es un solo caso: estamos hablando de excelentes atletas, dotados al tiempo de técnica individual, versatilidad (todos son capaces de tirar, pasar y rebotear) y que han demostrado sentido del juego de equipo evitando el individualismo.

Considero que esta disponibilidad para jugar con sus compañeros ha permitido que estos grandes campeones exhiban todo su talento en Madrid. De todos ellos, sólo Parker se quedará sin Juegos Olímpicos; para otros muchos, será decisiva la fecha del torneo preolímpico. Si, como parece, será a principios de julio, los jugadores inmersos en el play off de la NBA (por ejemplo, Nowitzki) difícilmente podrán estar disponibles, a la espera de encontrar una solución que satisfaga los intereses de los equipos y los aficionados.

Técnicamente, y desde el punto de vista defensivo, hemos visto un gran uso del cambio sistemático entre bajos y altos, habitualmente atacado por los contrarios renunciando al juego dentro-fuera próximo a canasta para favorecer el uno contra uno en bote desde el exterior. Todavía se han visto más los pocos equipos que han basado su juego en el poste bajo (España, con Gasol, Grecia, con Papadopulos y Eslovenia, con Smodis), apoyándose en un juego muy perimetral, con muchos tiros de tres puntos y con los jugadores altos dedicados al rebote ofensivo. España, aprovechando el tamaño de sus jugadores, ha utilizado con eficacia la zona, cubriendo bien la cancha y neutralizando el pick and roll rival. Otros equipos menos potentes físicamente no han encontrado las mismas ventajas en la defensa colectiva.

Desde el punto de vista ofensivo, los dos finalistas han jugado un ataque con un buen movimiento de balón y de hombres que han encontrado a menudo óptimas soluciones de tiro: en un baloncesto cada vez más atlético es siempre más arriesgado jugar un ataque estático con muchos botes.

En cuanto al arbitraje, ha sido un torneo con un nivel medio bastante bueno: no han faltado algunos momentos polémicos, pero, después de la vergonzosa reacción de Milicic tras la eliminación de Serbia, no recuerdo excesivos problemas. Y una cosa positiva: como ya he dicho a propósito de la Euroliga, la credibilidad de un acontecimiento depende mucho de la calidad de los árbitros.

En este sentido, ha habido una novedad en la organización: jugar los partidos de cuartos de final en dos días diferentes ha concedido, sin duda, una significativa ventaja a los equipos que, como Rusia y España, han podido disfrutar de un día extra de descanso para reponerse física y mentalmente. En el futuro, creo que será fundamental prescindir de las exigencias de las televisiones para mantener las condiciones elementales de igualdad competitiva.

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