Corriente latina

Después de cinco años sin actuar en Madrid, la divita regresó a la capital a presentar las canciones de su nuevo disco 90 millas, llamado así porque ésa es exactamente la distancia que separa Cuba de Florida. Con eso está prácticamente todo dicho acerca del disco, porque el canto de la Estefan se tiñe a la primera de cambio con los colores del compromiso de los que viven fuera de la isla de Cuba, para goce de la colonia de compatriotas afincada en Madrid que fue a verla al coso taurino. También hubo espectadores españoles, y entre todos nunca fueron demasiados porque lo que puede decirse es que fue un concierto que se vio y oyó de forma cómoda. En lo estético hubo momentos en los que parecía que lo que se estaba viendo era el programa especial de Nochevieja de La Primera, dado lo previsible de todo lo que iba ocurriendo sobre las tablas. Parece mentira que la Estefan sea una de las representantes más afamadas de algo tan vivo y espontáneo como es la música latina y, sin embargo, hay veces que parece que toda su carrera ha sido diseñada por un hábil departamento de mercadotecnia.

Introducida en el escenario por el periodista Juan Ramón Lucas, Gloria Estefan irrumpía en escena a los sones de dos temas bandera en su discografía: Mi tierra y Oye mi canto. Amplificada por un sonido excelente y de altísimo volumen, Gloria y sus músicos atacaron los primeros compases de una descarga rítmica que define perfectamente la corriente latina que de unos años a esta parte ha pasado a formar parte por derecho del universo musical internacional de primera línea.

Manifestando desde el principio lo importante que era para la cantante este concierto que antecede a la salida del disco -aparece mañana en todo el mundo-, Gloria fue dando una de cal y otra de arena, desde el romanticismo más lírico a los temas más frenéticos y bailables. También fue mezclando temas de toda su discografía, desde sus inicios con la Miami Sound Machine a sus épocas más mainstream, hasta llegar a este último 90 millas. De entre los últimos destacó Esperando, canción que Gloria presentó como canción de reconciliación, de paz y libertad, y que fue motivo de que varios de los asistentes lanzaran al escenario banderas cubanas que la solista caribeña empuñó orgullosa. También la canción No llores, que en la versión original ha sido grabada junto al guitarrista Carlos Santana, sirvió para que Gloria anunciara que, ante el hecho de que los fans ya se sabían las canciones antes de que salga en disco, le da igual como lo hubieran conseguido, porque "la música es libre".

Hubo asimismo un recuerdo para su etapa como solista romántica en inglés, con la ejecución de temas como Anything for you o Can't stay Hawai, y quizá el mejor momento del show se produjo cuando la cantante interpretó las muy rítmicas Rythm is gonna get you y Conga. Tras dos bises vibrantes y apenas una hora después de haber comenzado su actuación, ante la demanda popular la cantante tuvo que volver a salir a escena para repetir una de las canciones, su primer sencillo No llores.