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Reportaje:

'Cerebros' adolescentes

Valencia alberga el Certamen Europeo de Jóvenes Científicos, una competición de la Comisión Europea entre los chavales más brillantes del continente

Ignacio Zafra

¿Podemos caminar sobre el agua? Al fin y al cabo, se dijeron los chicos de uno de los equipos franceses, el basilisco, un reptil centroamericano del tamaño de una iguana, lo hace. Y Nancy El-Bassel, competidora árabe israelí se propuso desarrollar un microscopio en el que las lentes fueran sustituidas por un sistema de fibra óptica y que permitiese obtener información sobre la morfología química de las células. De funcionar, el invento tendría aplicaciones en Medicina, Biología Molecular o Nanotecnología.

Hay dos equipos bielorrusos empeñados en conseguir avances en el mundo geométrico del espacio/plano y de la simetría casi central. Ninguno de sus cuatro componentes se ha afeitado todavía: el más joven tiene 16 años. Los más viejos del encuentro de cerebros adolescentes tienen 20.

Esto es el Certamen Europeo de Jóvenes Científicos, una competición de chavales con los que es mejor no ponerse a discutir sobre su especialidad a menos que seas un experto. Son 120. Han llegado de todo el continente y de algún país invitado, China, Turquía y Estados Unidos entre ellos. Lo patrocina la Comisión Europea y lo organiza, este año, la Universitat de València. Su objetivo es despertar el interés de los jóvenes por la ciencia. Los tres primeros clasificados se llevarán 5.000 euros. Ayer fue inaugurado en la Ciudad de las Ciencias. Será clausurado el miércoles.

¿Se encuentran entre estos chavales algunos de los Nobel del próximo medio siglo? "Todo es posible", dice Pau Machado, uno de los competidores españoles del certamen, "porque los Nobel son premios que se dan a toda una trayectoria, y empezar tan jóvenes, teniendo acceso a científicos ya consagrados es una ventaja".

Machado, de 19 años, estudiante de Medicina, empezó el proyecto que ha traído a concurso con 17, cuando era alumno de primero de Bachillerato en el instituto Bell Lloc del Pla, en Girona. Su trabajo se llama El 607: Compuesto antirretroviral. Estudio QSAR de moléculas TIBO. Simplificando bastante: crear moléculas de las que se espera una aplicación farmacológica resulta caro. Sobre todo si al final no dan resultado. Así que Machado empezó a desarrollar un trabajo de química computacional que permitiese relacionar la estructura de las moléculas con sus propiedades, basándose en un estudio matemático preexistente llamado QSAR.

Aunque en esta edición, siendo los organizadores, España tiene tres equipos en competición, su trayectoria en las 18 convocatorias anteriores no resultó especialmente afortunada. En 2005 unos chavales canarios se llevaron uno de los tres primeros premios. Y poco más. "Creo que aquí la ciencia se ve como algo muy lejano", comenta Machado, "haría falta más información en los colegios e institutos sobre la existencia de estos certámenes. En Irlanda, por ejemplo, se potencia mucho".

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Su caso es un ejemplo de cómo enganchar a los chavales: la Universidad de Girona concedía becas para acercar a los alumnos de Bachillerato a las facultades. Machado eligió Químicas, y hasta ahora.

A los proyectos de chavales de su edad se les presupone la creatividad.

Un vistazo al programa lo confirma. En muchos de ellos se detecta también lo que podría calificarse de vocación social. Hay sistemas para que las personas con dificultad auditiva entiendas las palabras a través del tacto. Diseños de barcos propulsados con hidrógeno. Medidas para proteger los ríos georgianos de la contamininación por serrín causada por las indutrias madereras. Intentos de mejoras en la fabricación de bioetanol. Estudios sobre las respuestas que las plantas desarrollan para protegerse de las plagas, que podrían servir para crear pesticidas más ecológicos. O prototipos para almacenar energía solar en cristales de sal.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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