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Columna
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Oferta y demanda

La iniciativa de un representativo sector del movimiento ciudadano ¡Basta Ya! -encabezado por Fernando Savater y Carlos Martínez Gorriarán y agrupado en la Plataforma Pro- para la creación de un nuevo partido de ámbito estatal se ha consolidado en las últimas semanas. La incorporación al proyecto de Rosa Díez -consejera del Gobierno vasco de coalición entre 1991 y 1998, elegida eurodiputada socialista en 1999 y 2004, aspirante sin éxito a la secretaría general del PSE en 1998 y del PSOE en 2000- aporta la experiencia de una profesional de la política conocedora de los gajes del oficio. Mikel Buesa -presidente del Foro de Ermua- se ha sumado al proyecto a título individual. Registrada con la marca Unidad, Progreso y Democracia (UPD), la nueva formación dará a conocer el 29 de septiembre su manifiesto fundacional, programa político y estructura organizativa. El partido podrá recibir su bautismo de fuego electoral en marzo de 2008.

Los escasos meses que faltan para la convocatoria de las legislativas proyectan sobre UPD la interrogante de sus efectos colaterales para el PSOE y el PP en las urnas. La plataforma reivindicativa de la matriz ciudadana originadora del nuevo partido, polarizada contra la hegemonía del nacionalismo y las complicidades o cobardías frente a ETA, está hoy más cerca -aunque no en sus comienzos- de los populares que de los socialistas. Pero los promotores de UPD aspiran a superar la especialización de los partidos monotemáticos con la intención de instalar los objetivos tradicionales de ¡Basta Ya! dentro de un programa de alcance general capaz de articular buena parte de las aspiraciones del laicismo y de la izquierda democrática. En principio, sería necesario aguardar a la reunión constituyente de UPD antes de pronosticar acerca de las consecuencias en términos de votos para PSOE y PP de su nacimiento: sin conocer la oferta electoral del nuevo partido, no cabe prefigurar los perfiles de su demanda o la eventual procedencia de sus votantes (socialistas o populares desencantados, abstencionistas y primeros sufragios).

Sin embargo, la adversa reacción inicial de significados dirigentes del PP y periodistas y tertulianos de su entorno a la creación de UPD sorprende por su ferocidad. Ni siquiera faltan las teorías paranoides acerca de la autoría oculta del Gobierno -supuesto responsable también del atentado del 11-M- en la astuta maniobra. Otros críticos aducen que la nueva formación resulta superflua porque sostiene ideas sobre la unidad del Estado, los excesos del nacionalismo y la lucha contra ETA ya defendidas por el PP: esa duplicación de la misma oferta sobre idéntico sector de la demanda electoral restaría votos a los populares en beneficio de los socialistas. El argumento finge ignorar, sin embargo, que UPD ha renunciado a ser un grupo monotemático y pretende ocuparse de otros muchos asuntos en que discrepa de los populares. Tal vez ese airado rebote del PP pueda entenderse como la frustración del ensueño de repetir en España el efecto Sarkozy: consolidado el control electoral del PP sobre toda la derecha, las bendiciones del movimiento ciudadano ¡Basta Ya! -sin meterse en la camisa de once varas de crear UPD- hubiese podido suministrar a Rajoy votos en la izquierda.

Haciendo todas las salvedades y limitando los paralelismos entre ambos casos, la primera comparecencia ante las urnas de Ciutadans (influido durante sus comienzos por el ejemplo de ¡Basta Ya!) podría servir de experiencia para rastrear la procedencia de los votos de un partido creado a iniciativa de una plataforma monotemática crítica con el nacionalismo. Ciutadans cosechó en los comicios autonómicos del 1 de noviembre de 2006 el 3% de los sufragios y logró 3 de los 120 escaños del Parlamento. ¿De dónde salieron sus votos? La primera encuesta poselectoral realizada por el Instituto Electoral de Cataluña sobre los resultados del nuevo partido concluyó que el porcentaje de antiguos votantes del PSC superaba ligeramente a los desertores del PP. El Centro de Investigaciones Sociológicas realizó un diagnóstico parecido. Y en un minucioso trabajo publicado en Claves (nº 169), Ignacio Urquizu afirma que "Ciudadanos es una organización que ha dañado tanto a populares como a socialistas", si bien el 1-N tal vez creció en mayor proporción a costa del PSC.

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