La primera investigación atribuye a un fallo tecnológico el derrumbe del viaducto del AVE
El sistema de retención de la plataforma que se colocaba no respondió a la orden informática
El informe provisional de la Inspección de Trabajo sobre las causas del accidente mortal en las obras del viaducto más largo del AVE en España, sobre el río Arenteiro en Pol (O Carballiño, Ourense), descarta cualquier error humano. El siniestro se debió a un fallo tecnológico, probablemente informático, después de que, desde la cabina de control, se enviase la orden de empuje a las grúas que colocan el tablero. Esta pieza debía avanzar 30 centímetros, pero falló el sistema de retención y el técnico que dirigía la maniobra activó el frenado manual. Fue demasiado tarde.
Eran exactamente las 6.22 horas cuando se desplomó la primera pila de apoyo, la número 21. Tras ella se precipitaron al vacío el tablero que descansaba entre pilares y el siguiente, que remataba en voladizo, junto con la estructura metálica de la maquinaria que empujaba las piezas hacia el centro del valle.
En el turno de noche, a punto de concluir, trabajaban cuatro empleados de Valcalla Construcciones, la empresa zamorana que fue subcontratada para los encofrados y hormigonados; el encargado de COMSA y un técnico de BBR, la firma de Arganda del Rey subcontratada para "el pretensado, el empuje y la instrumentación". En el accidente, los cuatro primeros, de nacionalidad portuguesa, resultaron heridos; el quinto, José Miguel Domínguez, empleado de una de las dos empresas que forman la UTE (Comsa y FCC), murió; y el último, Miguel Molins, dirigía el complejo equipo tecnológico desde la cabina, por lo que resultó ileso.
El informe provisional de Inspección de Trabajo, pendiente para ser definitivo de otras cuatro investigaciones (la de ADIF, la de la Unión Temporal de Empresas, la de Valcalla y la de BBR), explica que las dovelas que componen la plataforma miden 22 metros, pesan 700 toneladas y se hormigonan in situ. Desde la zona de encofrado, se van empujando hacia el centro del valle para quedar colocadas sobre los pilares. La fuerza la realizan, a pequeños impulsos, una serie de mecanismos hidráulicos, y toda la tecnología depende de un ordenador situado en la cabina de control. Este sistema informático, tal y como explicaron fuentes de la constructora el primer día, era "novedoso" y garantizaba "mayor seguridad".
Pero el método falló. Primero, desde la cabina, Molins ordenó un empuje de 21 centímetros para alinear la dovela situada en la zona de encofrado con la que se encontraba a continuación (en la llamada "zona de compensación"), y todo fue bien. Después, inició otro ciclo de avance y dio un empuje de 30 centímetros. Al instante, las dovelas, una detrás de otra, se deslizaron y cayeron al vacío.
No habían funcionado ni "el sistema de retención ni el de parada de emergencia" (gatos hidráulicos). Molins reaccionó al instante, presionando los botones de frenado, pero ya era demasiado tarde para que los gatos obedeciesen. La tecnología punta era un amasijo de hierro aplastado por los tableros de hormigón y ya sólo funcionaban las alarmas. Éstas sí se habían disparado.
Cinco días después del derrumbe mortal, mientras continúan las investigaciones, los dos heridos más graves, Diamantino Mesquita Pereira, de 42 años, y Fernando Marques Vieira, de 22, ya han abandonado la UCI y están fuera de peligro. Los traumatismos y las fracturas, no obstante, les obligarán a continuar en planta, en el Complejo Hospitalario de Ourense, durante un mes.
Además, en Santiago, el líder del PP en Galicia, Alberto Núñez Feijóo, pidió ayer la comparecencia del presidente, Emilio Pérez Touriño, en el Parlamento, para que dé explicaciones sobre el accidente. Y en toda la provincia de Ourense, las obras del AVE están paradas desde el derrumbe del viaducto. Según informa Cristina Huete, las centrales UGT, CC OO y CIG convocaron ayer, desde las once de la mañana, una huelga de 24 horas, secundada por un millar de trabajadores, en todos los tajos del AVE y solicitaron una entrevista con el conselleiro de Traballo y con la inspección. Quieren que se aclare la situación laboral de los trabajadores, que se introduzcan medidas de seguridad y que se regulen los horarios. Además, reclaman que el fiscal se persone de oficio y abra una investigación. "Hay un plan estratégico nacional", señalan desde UGT, "pero no vale con que esté en el papel".
Aunque los trabajadores portugueses (90% de la plantilla subcontratada) acudieron a sus puestos, se fueron sumando a la huelga. Por la tarde, los operarios fueron requeridos por las empresas para trabajar, pero ante la mediación sindical, volvieron a secundar el paro.
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