La academia de la libertad
Una beca permite a 23 reclusas 'escapar' de la cárcel
El autobús las llevaba cada día a la academia Delta de Alcalá de Henares. Como la prisión Madrid 1 está algo aislada, las autoridades de la cárcel contrataron un autobús para trasladar a las reclusas a las aulas. Un acuerdo entre Instituciones Penitenciarias y La Caixa ha proporcionado a 23 reclusas la posibilidad de capacitarse para el mundo laboral. Ninguna se escapó, a pesar de que en el mundo carcelario se dice que todo preso tiene derecho a una fuga... Las 23 internas, elegidas por sus ganas de romper con su pasado y su capacidad de trabajo, finalizaron con provecho el curso poco antes del verano. Entre ellas, las españolas María Herraiz y María Ángeles García, de 26 y 34 años, y la colombiana Pino Restrepo, también de 26. La beca de La Caixa les permitía no sólo adquirir conocimientos contables e informáticos sino un as en la manga, la verdadera posibilidad de fuga: largarse de la cárcel a base de estudio.
"Daba gusto salir, seguir las clases, tomar un café y aprender a 'chatear", dice García
La experiencia arrancó el curso pasado. Entonces fueron 11 chicas las beneficiarias de la beca de La Caixa (entidad que sufraga otros programas con reclusos). Este curso se amplió el número y 23 internas han obtenido el título de ingeniero técnico de aplicaciones y gestiones informáticas. Un curso homologado por el INEM que les permitirá acceder en mejores condiciones a un puesto de trabajo. "Es un curso intenso, de 228 horas y con muchos módulos... Ya en el primer día nos dieron una pila de libros y algunas no sabíamos si íbamos a poder terminarlo", relata María Herraiz, que asegura que en la cárcel sólo hay dos opciones: "O das un cambio radical y aprendes a conocerte, o vas para atrás y caes en la pendiente".
El curso finalizado no sirve directamente para reducir condena, pero da nuevas perspectivas a la reclusa y, en consecuencia, facilita la obtención del tercer grado y su posterior reinserción. "Se trata de entender que a la hora de buscar y encontrar trabajo eres una más. Ni más ni menos", dice Herraiz.
¿Dirán a sus empleadores que vienen de la cárcel? "No tienes por qué", argumenta María Ángeles García. "Forma parte de tu historia personal, pero los diplomas son del INEM. A no ser que ponga en un papel Ministerio del Interior, no hay ninguna razón para decirlo", añade. "La gente juzga", interviene María Herraiz. "En principio, no lo diría. Pero si, dado que soy de otro país, si supiera que van a indagar o que este hecho va a aparecer en algún papel, preferiría contarlo yo antes de que se enteren después", explica Pino Restrepo.
A María Ángeles García, que también participa en el grupo de teatro Yeses, integrado por reclusas, le queda poquito para obtener la libertad. "En junio de 2008, la total", puntualiza. El curso realizado le ha dado alas. "Yo he salido varias veces a la calle para representar la obra de teatro, pero entonces nos acompañaba la Guardia Civil, mientras que ahora íbamos a clase solas". Al igual que sus compañeras, no deja de recordar el apoyo que han recibido de sus profesores. "Nos motivaban. Y daba gusto ir a la academia, seguir las clases, tomar un café y aprender a chatear. Lo normal", concluye.
Pino Restrepo quizás sea la más consciente de la oportunidad recibida, aunque sólo sea por lo inesperada. Aunque la mayoría de las compañeras que han terminado el curso han obtenido o están a punto de alcanzar el tercer grado, a Pino le han dicho que espere un poquito más porque sólo ha cumplido la mitad de su condena. "Se han arriesgado conmigo y con las otras compañeras", opina, y añade: "Lo que quisiera es que, ya que estoy cumpliendo con la pena, no quedara como una mancha para siempre".
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