Un báculo peligroso
Algunos jerarcas de esta Iglesia que nos ha tocado padecer y de cuyos nombres más vale no acordarse se muestran incapaces de comprender que algunos ciudadanos (cada vez más) puedan plantearse de manera lícita una vida digna y ética sin dioses, y niegan a la sociedad ese derecho de autonomía moral con el argumento, por supuesto siempre indiscutible, de que sólo Dios puede dar sentido a la vida. Sólo hay una verdad, de la que tienen el monopolio eterno.
Que, a estas alturas de la película, después de la Ilustración y con el pensamiento humanístico que ha llovido desde entonces, una sociedad moderna tenga que soportar todavía semejante lastre y tragarse esos sapos es, más que nada, cansado e indigesto. Pero, además, últimamente no paran de blandir el báculo, con gran peligro para la integridad de las personas. Por favor, que alguien haga algo. Que hagan una inspección y comprueben si el báculo está homologado. Cualquier día ocurre una desgracia.
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