La nuclear Vandellòs II se conecta a la red tras cuatro meses parada por una grave avería
La planta atómica estrena sistema de refrigeración por la corrosión del anterior
El reactor nuclear Vandellòs II (Baix Camp) arrancó ayer tras cuatro meses de trabajos que han servido para comenzar a modificar el sistema de refrigeración de los generadores diésel, los que aportan energía eléctrica a la planta en caso de fallo en la red de suministro. En 2004 se detectó que la corrosión acumulada en estos sistemas durante lustros impedía su normal funcionamiento. Fue el peor incidente de la industria nuclear española, ya que Endesa e Iberdrola, propietarias de la central atómica, escondieron durante meses el problema a las autoridades.
Ayer, Vandellòs II estrenó el nuevo sistema de refrigeración para los generadores diésel de la central. En enero de 2009 se prevé culminar las labores de construcción de dos sistemas adicionales de refrigeración.
La central ha aprovechado la parada habitual de recarga de combustible, que se produce cada 18 meses en este tipo de plantas, para acometer la revisión del sistema de refrigeración corroído. Lo más común es que una recarga de combustible, en la que se sustituye el combustible gastado por otro nuevo, dure alrededor de cinco semanas, pero en esta ocasión Vandellòs II ha estado parada cuatro meses debido al alcance de las obras de mejora del sistema de refrigeración. Y a partir de hoy mismo, con la planta al 100% de su potencia, Vandellòs II comenzará la construcción de los dos nuevos sistemas adicionales, ideados para casos de emergencia, y gracias a los cuales la planta tendrá múltiples opciones más para refrigerarse que hoy. Fuentes de la Asociación Nuclear Ascó-Vandellòs (ANAV), la empresa gestora de las tres nucleares catalanas, aseguraron que la modificación de estos sistemas se avanzará al calendario previsto y que lo tendrán completado para la siguiente recarga de combustible, programada para enero de 2009.
Expediente del CSN
En agosto de 2004 Vandellòs II se detuvo por el mal funcionamiento del sistema de refrigeración, que no se reparó, aunque eso no evitó que el reactor volviera a conectarse a la red. No fue hasta el mes de abril siguiente, ocho meses después del suceso, que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) abrió un expediente a los responsables de la planta por haberles ocultado información respecto a la seguridad de la planta, que se había puesto en entredicho debido a la corrosión marina acumulada en las tuberías de los sistemas. Los propios empleados de la planta habían alertado con anterioridad en múltiples ocasiones de una corrosión de la que la dirección de la central tenía constancia desde 1993. El CSN vinculó esta falta de mantenimiento al descenso de inversión de las empresas e iniciaron un expediente sancionador que terminó en agosto de 2006 con la mayor sanción impuesta jamás a una central nuclear: 1,6 millones de euros. Un solo día de funcionamiento de Vandellòs II supone ingresos de más de 600.000 euros.
El incidente, el más grave desde el incendio que originó el cierre de la vecina Vandellòs I en 1989, supuso la destitución de la cúpula directiva de la central, así como un profundo debate político en la comisión de Energía sobre el papel y las funciones del CSN, organismo regulador de todo lo relacionado con la actividad radiactiva.
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