Detectives para el ladrillo

La insufrible cartelera de finales de verano se ha visto animada en Granada por una inesperada película de espías. Un detective contratado por el polémico presidente del club de fútbol Granada 74, Carlos Marsá, siguió los pasos del gerente de Urbanismo del Ayuntamiento, Manuel Lorente, junto al empresario José Julián Romero en su viaje al mundial de baloncesto en Japón el pasado verano.

Marsá estima que sobre esta conocida amistad planea la sombra del cohecho, y por ello ha llevado las pruebas de la investigación privada ante la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que ha abierto diligencias para determinar si hubo delito. Entre los detalles jugosos destaca que el promotor abonó las facturas de hotel y avión de ambos matrimonios, aunque Romero alega que Lorente le abonó los costos por transferencia a su vuelta del lejano Oriente. Tras la fallida huelga de hambre porque el Ayuntamiento no permitió a su equipo jugar en el estadio municipal de Los Cármenes, Marsá ha vuelto a acaparar titulares de prensa polémicos.

"Permanecen siempre juntos, son amigos íntimos, parecen muy afines", reza el informe

"Permanecen siempre juntos, son amigos íntimos, parecen muy afines, se denota a simple vista una mayor cuota de poder por parte de José Julián, incluso de mando", detalla el informe firmado por la agencia catalana Método 3 y trasladado a la Fiscalía. Marsá mantiene un agrio enfrentamiento con su ex socio Romero, y ha anunciado que presentará tres querellas en su contra. Una por calumnias tras llamarle "estafador" en un programa de radio; otra por estafa al comprometerse a entregarle 400 millones para el Club Baloncesto Granada; y una última por coacciones. "Es intolerable que un funcionario con poder de decisión sobre cuestiones que afectan a los promotores tenga una relación tan estrecha con uno de ellos. El fiscal determinará si ha habido prevaricación, cohecho, o tráfico de influencias", denunció Marsá, que pidió al alcalde, José Torres Hurtado (PP), que destituyese a Lorente.

En su enfrentamiento público, Marsá asegura que le han mantenido "secuestrada" la Ciudad Deportiva Granada 92, unos terrenos que él mismo escrituró a Romero para que le entregase 2,4 millones de euros y poder salvar al Club Baloncesto Granada, propiedad por aquel entonces de Marsá.

Romero rechazó las acusaciones de su ex socio. "Todo es una mentira y el dinero de Lorente fue devuelto. Marsá tiene una obsesión contra mí. La amistad con Lorente existe, pero incluso me ha perjudicado". El empresario alega que sus negocios no están basados en la construcción y que no ha obtenido licencias urbanísticas en la ciudad de Granada durante los últimos cuatro años. Por su parte, Lorente ha manifestado en alguna ocasión que su relación de amistad pública con el constructor nunca ha interferido en su labor como gerente de Urbanismo.

Pero las denuncias de Carlos Marsá no se acaban con su ex socio Romero. También ha anunciado acciones judiciales por la vía civil contra el Ayuntamiento de Granada y contra la Federación Española de Fútbol, por ponerle trabas a su equipo el Granada 74, que finalmente salta al césped de Segunda División en Motril, tras la negativa del consistorio granadino para jugar en el estadio Los Cármenes.