El invitado se cuela en la fiesta
Israel, que salió de la repesca, jugará en el grupo de España tras vencer a Serbia
Serbia acentuó su caída a los infiernos y perdió ante Israel, la selección más modosita del Grupo A. Contra pronóstico, los hebreos se metieron en la segunda fase. "Bah, si perdemos con esos no somos dignos de pasar", afirmó Zoran Slavnic antes del encuentro. Dicho y hecho. La potencia de los Balcanes, en plena transición, herida por la deserción en masa de sus figuras, concedió una renta de una docena de puntos ante un conjunto a priori menor, que logró la clasificación en la repesca de Mahón ante Bosnia y Macedonia. El exceso de confianza de los serbios, pese a ser el equipo más novato -22,5 años de media-, fue mayúsculo, sobre todo cuando se vieron nueve puntos por encima, tranquilos, al descanso (36-45).
ISRAEL 87 - SERBIA 83
Israel: Halperin (17), Pniny (11), Tapiro (11), Kozikaro (0), Green (26); Hagag (0), Roth (0), Elyyahu (4), Marckovich (0), Roberts (9), Naor (3) y Tamir (6).
Serbia: Labovic (3), Markovic (6), Jaric (11), Milicic (18), Gurovic (19); Teodosic (9), Cvetkovic (0), Radivojevic (3), Erceg (2), Aleksandrov (4), Velickovic (8) y Tepic (0).
Árbitros: Pukl (Eslovenia), Ryzhyk (Ucrania), Viator (Francia). Eliminaron por personales al israelí Pniny y a los serbios Radivojevic y Jaric.
Unos 3.000 espectadores en el Palacio de Deportes de Granada.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
16-23
20-22
25-15
26-13
A la vuelta, todo cambió. Israel se conjuró, un milagro vistas sus caras en el desayuno, masticando todavía el baile que les dio Rusia el día anterior. Pero, con Green al frente (26 puntos), el invitado de última hora le dio la vuelta al calcetín en menos de diez minutos. El ala-pívot del Samara desquició a sus rivales. Con la soga al cuello, con un puntito, dos, tres por detrás, la defensa que montó Slavnic se derrumbó.
Es un decir, porque en Serbia no defendía nadie. Al primer contratiempo tembló y cuestionó su entrenamiento de por la mañana; faltaron Gurovic y el resto de gurús, que estiraron el chicle en la zona de masajes. El técnico serbio se vio incapaz de impedirlo. Sólo Moka, un soñador, el antecesor de Petrovic, el cerebro que comandó a la Yugoslavia que en el Europeo de Barcelona 1973 acabó con el monopolio soviético -en lo más alto desde 1957- no evitó el desastre. Al final, Jaric, Milicic y Gurovic no bastaron. Evidenciaron sus resquemores con el banquillo a la menor ocasión, sobre todo el base de los Minnesota Timberwolves, el único expulsado. Como Gurovic la víspera, que esta vez no se santiguó convulsamente, como cuando forzó la prórroga ante Grecia con un triple desde el patio de su casa.
Serbia adoleció de lo que llevó a Israel a la victoria. El conjunto de Zvi Sherf actuó "como un equipo". Con poquita cosa y saliendo rápidos al contragolpe remataron a los campeones del mundo en Indianápolis hace cinco años. Desde entonces, Serbia es un erial.
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