El 'reality show' más salvaje
La CBS graba la vida de 40 niños confinados en un pueblo fantasma
Los 40 niños participan en el reality no sólo con el permiso de sus padres, sino con su apoyo moral y contractual: todos ellos han firmado un documento en el que se comprometen a guardar confidencialidad plena, a ceder los derechos de imagen de sus hijos a perpetuidad y a no demandar a la CBS si alguno de ellos resulta herido durante la grabación de Kid Nation. Herido, violado o contagiado de sida, posibilidades remotas pero suficientemente factibles como para haber sido incluidas en las cláusulas del contrato.
Los padres eximen de responsabilidad a la CBS y perciben 5.000 dólares por cada concursante
La CBS lo presenta como un reality familiar en el que 40 niños de entre 8 y 15 años demuestran su capacidad para crear una ciudad funcional sin la supervisión ni la ayuda de adultos. Aislados en un pueblo fantasma de Nuevo México, los niños conviven, se organizan, se alimentan y se apañan para que todo funcione dentro de un orden que se establece sin la intervención de ningún mayor. Ellos solos se reparten todas las tareas, lo cual incluye garantizar la seguridad de la comunidad y organizar una mínima jerarquía política y de liderazgo.
Sólo hay un problema: los niños actúan como tales. Uno se ha quemado la cara al untarse un producto químico que confundió con crema del sol; otros tres recibieron atención médica porque encontraron y compartieron un refresco sin etiqueta que tenía un sabor curioso: era lejía.
A estos incidentes y accidentes se suma una investigación formal del Gobierno de Nuevo México por posible violación de las leyes que limitan el trabajo de menores. El contrato firmado por los padres establece la disponibilidad de los niños durante las 24 horas del día y a cambio proporciona un estipendio de 5.000 dólares para cada familia y 20.000 si el niño asume un papel destacado en el desarrollo del reality. La fiscalía ha determinado que los 40 niños trabajaron una media de 16 horas al día. La CBS dice que no "trabajaron", sino que "fueron grabados" por los equipos de producción. De esa diferencia lingüística depende el debate legal: al menos una madre ha desvelado que los productores "soplaban" a los niños lo que tenían que decir ante las cámaras ante determinadas situaciones; al margen de la credibilidad que esto resta a la esencia de un reality, el sindicato de actores dice que ese detalle convierte a los niños en empleados.
A dos semanas de la emisión del primer episodio, la CBS ha mostrado el montaje final a los principales anunciantes de la cadena para evitar una espantada publicitaria, y defiende con vigor el concepto de un producto que pretende convertir en el próximo Survivor. En un comunicado, la cadena asegura que el programa "se ha grabado de manera responsable y de acuerdo con las leyes del Estado de Nuevo México en el momento de la producción". Este último es un detalle importante: ese Estado ha aprobado una ley para limitar no sólo las horas que un niño puede trabajar, sino las que puede "actuar" en una producción televisiva o cinematográfica. El cambio hace imposible que la segunda edición de Kid Nation pueda grabarse en el mismo lugar. Según la cadena, varias televisiones, incluidas algunas europeas, se han interesado por la compra de los derechos de Kid Nation para realizar su propia versión.
El contrato firmado por los padres dice textualmente: "Entiendo que el programa puede tener lugar en zonas peligrosas y puede exponer al menor a riesgos y condiciones que pueden provocar heridas graves, enfermedades o muerte, incluida la exposición a calor y frío extremos, delitos, inundaciones, colisiones, caídas o encuentros con animales salvajes". Al final del contrato, los padres aceptan su plena responsabilidad por cualquier accidente y asumen también que suya es la culpa si la grabación deja en el niño "daños emocionales, enfermedades, dolencias de transmisión sexual, sida o embarazos" si los menores mantienen relaciones íntimas con otros participantes. Los padres se comprometieron a no hablar sobre el programa durante los próximos cinco años y a pagar cinco millones de dólares a la CBS si rompen esa cláusula de confidencialidad.
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