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Reportaje:

Medallas de un veterano

Borja Iradier vive su mejor momento deportivo a los 27 años, edad tardía en la natación

Decir 27 años en un deporte como la natación supone, en términos generales, hablar de un veterano que no debe descuidarse. Los nadadores que rozan la veintena son quienes polarizan las victorias. Sin embargo, Borja Iradier (Zarautz, 1980) se empeña en llevar la contraria a ese principio. Cada año que pasa va mejorando sus registros. En el pasado Campeonato de España, que se disputó en Barcelona a finales del mes pasado, Iradier se colgó las medallas de oro en los 50 y los 100 metros braza -entre las dos categorías, suma ya una docena de títulos desde el año 2004- y batió sus propios récords nacionales. En 50 metros, logró un tiempo de 28,29s, mientras que en el hectómetro paró el crono en 1m 01,62s.

El nadador guipuzcoano ha sido 12 veces campeón de España y ahora centra su esfuerzo en llegar a los Juegos de Pekín

Sin embargo, lo más sorprendente de Iradier se averigua cuando se observa toda su trayectoria. Cuando tenía 21 años, abandonó la natación durante casi dos temporadas, un período que resulta determinante para olvidar cualquier esperanza de progreso. Iradier lo explica así: "Desde los 15 a los 21 años estuve entrenando solo. Recibía los entrenamientos y las instrucciones de los entrenadores por correo electrónico. Al principio entrenas bien, pero poco a poco te cansas. La natación me saturó y decidí dejarla. Pensaba que no iba a volver, pero un amigo me insistió y regresé".

El club Askartza de Leioa le recuperó para la piscina con 23 años. En apenas una temporada de vuelta al trabajo, se sucedieron de nuevo los triunfos. El asombro fue general. Nadie se lo esperaba, ni sus rivales ni siquiera él mismo: "Alguien preguntó quién era yo, que nunca me habían visto nadar".

Antes de eso estuvieron los comienzos en el club de Zarautz, para pasar más tarde a Irún, donde entrenaba su hermana. "Elegí la braza porque era lo único que se me daba bien", indica. Su rápido progreso le dejó sin rivales y pasó a prepararse en solitario. Se trasladó a Pamplona para iniciar sus estudios universitarios de Telecomunicaciones. Continuó ejercitándose en solitario, hasta que se aburrió y decidió guardar las gafas y el gorro en el armario.

Las noticias de su regreso llegaron hasta Valladolid. "Allí sabían que quería entrenar más fuerte, y me ofrecieron unas instalaciones de gran nivel. Además, podía seguir con los estudios. Así que me marché". Desde 2004, Iradier nada para la Asociación Deportiva Zamora.

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En la actualidad, el joven vive en una residencia para deportistas de Valladolid y se encuentra en el cuarto curso de la carrera. "La verdad es que está siendo muy difícil compatibilizar la natación con los libros. No me va muy bien. El de ahora es el curso más difícil, y está coincidiendo con una época donde estoy entrenando mucho más. A pesar de todo, se puede sacar la carrera hacia delante, aunque los profesores no te dan ninguna facilidad. En Estados Unidos son mucho más comprensivos con estos temas", argumenta.

Iradier, quien lamenta ahora el parón en el que se vio inmersa su carrera, analiza la situación de la natación vasca. "Cada vez hay más nadadores en categorías inferiores. El nivel ha subido mucho. Antes era muy difícil encontrar representantes de Euskadi en los Campeonatos de España". Sin embargo, también advierte: "Siguen faltando nadadores absolutos. Por lo general, se abandona la natación cuando se accede a la universidad. Y los que quieren progresar se marchan a Madrid o Barcelona. Por eso vendría bien un centro de alto rendimiento en Euskadi".

Después del verano, Borja Iradier centrará su atención en los Juegos Olímpicos de Pekín. Hasta septiembre, descansa en Zarautz, donde prepara los exámenes universitarios. A menos de un año de la cita olímpica en la capital china, el deportista guipuzcoano se muestra conciso cuando se le interroga por sus objetivos: "Quiero estar en China. Es el reto que me queda. En Campeonatos de Europa ya he participado [en 2004 ocupó la décima posición en 50 metros braza, a dos puestos de la final] y no creo que pueda llegar más alto". Admite que asegurarse la plaza "va a estar muy difícil", pero garantiza su esfuerzo. "Quiero sentir lo que suponen los Juegos. Son diferentes a todo lo demás".

El vivero de Euskadi

La natación vasca tiene su principal vivero en Guipúzcoa. Los clubes Bidasoa XXI y Bardulia lograron, cada uno, dos medallas en pruebas absolutas en los últimos Campeonatos de España, aunque no conviene olvidarse de Arantxa Ramos (Barakaldo, 1988), quien con 16 años compitió en los Juegos de Atenas y es subcampeona de España de 200 metros libres con los colores del Sabadell.

El Bidasoa XXI acumula 16 años de trabajo en Irún. En la cita de Barcelona, la nadadora Eunate Alcantarilla alcanzó el bronce en 50 metros mariposa y el equipo de relevos de 50 metros libres se colgó la plata. En ese cuarteto destacan Ilune Gorbea, de 21 años, y Eider Santamaría, de 17. La primera ha aparcado de manera momentánea sus estudios y Santamaría entrena en Madrid. "En Euskadi es imposible compaginar los estudios con la natación", dice Javier Iguiñiz, director técnico de la entidad, que se muestra esperanzado por el proyecto conjunto de la Federación Guipuzcoana y la Diputación de abrir un centro de tecnificación en Anoeta en los próximos meses. "Pero no es lo mismo que un centro de alto rendimiento", aclara, "y Euskadi es una de las pocas comunidades autónomas que no cuenta con uno de ellos".

Con muchos clubes dispersos, los mejores nadadores de Guipúzcoa se encuentran en una tesitura parecida a la de Iradier. Deben entrenarse solos porque no hallan competencia, lo que limita su progresión. Este problema intenta resolverlo Bardulia, que surgió hace tres años de la entente de los pequeños clubes del territorio.

"Los nadadores entrenan en sus equipos de origen, pero luego acuden a Donostia para una sesión conjunta", explica Javier de Aymerich, presidente de Bardulia.

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