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EL DEFENSOR DEL LECTOR
Columna
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La fiesta nacional

En los diarios se dice que no hay nadie imprescindible, pero a algunos se les echa de menos. Los aficionados taurinos añoran los tiempos de Joaquín Vidal, uno de los mejores escritores que ha tenido este diario, cuyas crónicas de toros eran de obligada lectura para sus incondicionales e, incluso, para sus detractores. Algunos lectores, quejosos por la escasa información taurina que publica actualmente el diario, recuerdan con nostalgia su memoria y lamentan que el periódico no haya mantenido una información taurina acorde con la herencia de prestigio que dejó Vidal a su muerte hace ya cinco años.

Francisco Pérez, Raúl Delgado Márquez o Anselmo García son algunos de los lectores que han escrito este verano al defensor para criticar la falta de información taurina.

"Me dirijo a usted para expresarle mis quejas y mi sentir con respecto al tratamiento que hace el diario de la información taurina. Yo le hago la siguiente pregunta. ¿Se puede informar un lector del Diario EL PAÍS de la actualidad taurina? Le contesto: no", escribe Delgado. "Leo EL PAÍS, intento enterarme de la actualidad taurina, no la encuentro... ¿Qué hago?", dice Pérez.

Anselmo García, pertrechado de datos, argumenta que el diario, por su propio interés, no puede dar la espalda a la temporada taurina. "¿Saben ustedes cuántas corridas de toros se dieron sólo en plazas de primera categoría en 2006? Pues 109 corridas, de acuerdo con las estadísticas que facilita el Ministerio del Interior". Por curiosidad, el defensor ha consultado la fuente facilitada por el lector y ha constatado que según la estadística de ese ministerio en 2006 se lidiaron 6.424 toros y 5.034 novillos en 1.989 festejos taurinos. Imagino que las cifras de la actual temporada taurina, que ha visto la reaparición triunfal de José Tomás, serán parecidas.

Algunos aficionados achacan lo que consideran escasa cobertura del diario a una soterrada hostilidad al espectáculo taurino, cuya brillante punta del iceberg sería la tradicional columna de Manuel Vicent, con motivo de la Feria de San Isidro. Creo que esos temores son infundados. Al margen de que siempre es discutible cuánto espacio puede dar un diario a un determinado espectáculo y que la prosa, el estilo, la forma de contar de Joaquín Vidal no es fácil de igualar, el diario cuenta con un buen plantel de críticos taurinos que informan de las principales ferias españolas. Valdemorillo, Fallas, Feria de Abril, San Isidro, La Monumental, San Fermín, La Blanca, San Sebastián, Bilbao... Tal vez el formato de la Revista de Verano, una macrosección veraniega en la que aparecen las crónicas de toros, desdibuja y limita el espacio que los aficionados quisieran para la fiesta nacional.

Sociedad del espectáculo

Precisamente, la sección Revista de Verano ha incorporado una sección que nació en elpais.com. Un lector, F. Van Santen de Bussum (Holanda), que se vio envuelto en un grave accidente de tráfico el pasado 9 de agosto en la autopista del Mediterráneo, escribe sobre su experiencia en aquel trágico suceso y su reflejo en una de las secciones de la Revista de Verano.

"Envíenos sus crónicas, nos pide el apartado Yo, periodista, y, efectivamente, los lectores responden con fotos y sus impresiones de sucesos. Hoy toca la foto de un accidente en la AP-7, en el que yo estuve presente y, por muy poco, implicado. Tuve que hacer el primer frenazo, vi cómo se incendiaron los camiones, vi cómo saltaron de ellos los sobrevivientes, y vi cómo un inglés se jugó la vida para salvar a una de las dos chicas alemanas. Tras el accidente acudieron centenares de espectadores, todos ellos con cámara o móvil para hacer fotos. Hubo un pequeño altercado cuando un camionero se enfrentó a los cazaespectáculos, diciendo con toda la razón que allí se había muerto un compañero suyo y que es falta de respeto tirar tanta foto. Pero los fotógrafos se fueron alternando, e incluso desde el otro lado de la carretera, casi una tercera parte de los viajeros en sentido contrario filmaron o fotografiaron el suceso. Para el álbum de fotos de vacaciones, supongo. No hace falta decir que me preocupa este sensacionalismo. Asimismo, me preocupa que un periódico de cuya calidad no dudo, incite a sus lectores a convertir la sociedad en un reality show. Por ello le pido al defensor del lector que les haga reflexionar a los responsables de la política editorial si es conveniente que EL PAÍS vaya siguiendo esta tendencia o si, al contrario, acepta su responsabilidad y hace lo posible para evitar que la sociedad se vaya pareciendo cada vez más a un espectáculo".

Los cambios que se están registrando en los medios de comunicación -e Internet es en ese sentido un elemento dinamizador extraordinario- apuntan a una mayor participación de los lectores y espectadores en los medios. Pero, como dice Mario Vargas Llosa, si el periodismo se convierte únicamente en entretenimiento es una abdicación.

Otros lectores, como Abraham Ofengenden, de Majadahonda, Madrid, lanzan una mirada mordaz sobre las cosas que escribimos. Afirma haber leído con preocupación una noticia publicada en la sección de Madrid el 8 de agosto. La crónica contaba la procesión de san Cayetano y el fervor de los feligreses ante el paso engalanado de flores que "no permitieron la llegada del santo a su iglesia antes de desflorarlo completamente".

"Era previsible una cosa así", afirma el lector. "Se empieza por la Ley del Divorcio, se sigue con la del aborto, se continúa con los matrimonios homosexuales y con la Educación para la Ciudadanía, y se acaba desflorando santos".

Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electrónico (defen-sor@elpais.es), o llamar al teléfono 91 337 78 36.

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