Al ritmo de Estados Unidos
El ritmo bursátil lo marca Estados Unidos, sobre todo en tiempos de incertidumbre como los actuales. Y por si alguien tenía dudas, ayer se disiparon con claridad. Fue el estallido de la crisis hipotecaria que se vive al otro lado del Atlántico el que metió a los inversores en esta larga cámara de tortura bursátil en que se ha convertido agosto. Y fue el dato, buen dato, del mercado inmobiliario estadounidense en julio conocido ayer, mucho mejor de lo esperado, el que dio el pistoletazo de salida para las compras en una jornada que hasta entonces había pintado en rojo.
La desconfianza todavía reina en los parqués, y por lo que apuntan los analistas, conservará el cetro durante varios meses. Las próximas reuniones de los bancos centrales en septiembre, tanto de la Reserva Federal como del Banco Central Europeo, despejarán en parte las dudas que existen y pueden ayudar a recuperar la tranquilidad.
En este ambiente, la jornada no sedujo especialmente a los inversores. Apenas se movieron 2.824 millones de euros en la Bolsa española, la segunda jornada con menor volumen de negocio del año.
Los mercados en España abrieron a la baja. El Ibex perdió el nivel de los 14.200 puntos a los 40 segundos de comenzada la sesión, y se mantuvo en pérdidas hasta que Nueva York acudió al rescate dos horas antes del cierre -Dow Jones y Nasdaq abrieron al alza-. El índice selectivo ganó un 0,29% y acabó con 14.334,3 puntos.
En Europa, los mercados caminaron por un camino paralelo al español: pérdidas al comienzo de la sesión y llegada con ánimo comprador al sonar la campana de apertura en Wall Street. Sólo Francfort -tan fuerte en lo que va de año- perdió posiciones, con un cierre casi plano al dejarse únicamente seis centésimas. Del otro lado, París, que esta semana no ha perdido un solo día en recuperar parte de lo perdido durante las dos precedentes.
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