"Un cartel de toros tiene que ser muy expresivo"
El pintor Luis García Campos (Bilbao, 1928) fue novillero en su juventud, con el apodo Maravilla. Luego se dedicó al arte plástico. Es autor de medio centenar de carteles de toros, de ellos una treintena de la feria de Bilbao. Ha realizado más de un centenar de exposiciones individuales y desde el pasado viernes presenta en el Hotel Carlton una muestra que reúne asuntos taurinos y paisajes. Con ella se cumplen 50 años exponiendo ininterrumpidamente en dicho hotel.
Pregunta. ¿En qué ha mejorado su arte con la edad? ¿La edad da más que quita?
Respuesta. Da experiencia y madurez.
P. ¿Ha perdido afición a los toros con el paso del tiempo?
R. No me gusta tal como está la fiesta ahora. Es verdad, que el despotrique nuestro, de los aficionados, se ha dado toda la vida.
"Hay que echarle 'pellizco' a un cuadro de toros, pero hay que estar muy enterado"
P. ¿Los gustos del público han cambiado en estos 50 años, lo mismo en lo que se refiere a los toros que a la pintura?
R. Mucho en el capítulo de los toros y poco, al menos para el tipo de arte que yo practico.
P. ¿Qué diferencia hay entre un cartel de toros y un cuadro de toros? ¿Existe alguna especificidad que los distinga?
R. Un cartel tiene que ser muy expresivo. Aparte de impostar colorido, movimiento, luz, tiene que indicar o dejar bien explicitado para dónde es, para qué lugar determinado, porque de otro modo puede servir para cualquier feria. Además de eso, en un cartel debe prevalecer la figura del toro.
P. ¿Tenía razón Hemingway al asegurar que el toro de lidia es el animal más hermoso de la creación?
R. Entre el caballo y el toro hay muy pequeña diferencia, dado que los dos son bellísimos.
P. ¿Es usted más dibujante que pintor o al revés?
R. Aprendí el dibujo a fondo, y la pintura creo que la voy dominando poco a poco. El dibujo es fundamental en el arte.
P. Alguien dijo que los toros de hoy son más bellos que nunca, pero que tienen menos movilidad y fuerza que nunca.
R. Los toros fueron bellos en los cuarenta y en los ochenta, y el toro es bello ahora mismo. Debemos reconocer que ahora son menos fuertes y poseen menos movilidad.
P. ¿Qué costaba un cuadro antes y cuánto ahora, de dimensiones iguales?
R. Imagino que la diferencia será enorme, aunque no me atrevo a cuantificarla.
P. ¿Por qué sigue fiel a los modelos, El Gallo, su hermano Joselito, Belmonte, Domingo Ortega, Manolete, Rafael de Paula,...? ¿No dan juego los toreros actuales?
R. Sí, cómo no. Lo que pasa es que estoy impregnado de la literatura que he leído sobre esos toreros citados, que no llegué a conocer, excepto a Paula, a quien conozco bien.
P. ¿Se necesita pintar con pellizco un cuadro de toros dado el carácter de instantaneidad y fugacidad que posee la lidia?
R. Por supuesto. Hay que echarle pellizco a un cuadro de toros, pero para eso hay que estar muy enterado de qué va la cosa y estar muy informado. Le tienen que gustar mucho a uno los toros, y a mí me han gustado desde niño. Con 45 años me he atrevido a torear una utrera de Santa Coloma, cosa que pocos se atreven ahora.
P. ¿Qué se siente al seguir exponiendo 50 años después en el mismo lugar?
R. El mismo nerviosismo que sentí cuando expuse por primera vez.
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