Ración de sapos
El pasado 17 de marzo estalló en Pamplona una manifestación contra el secuestro de Navarra, vilmente entregada (según Miguel Sanz y Cía.) por el PSOE a ETA a cambio de no sabemos qué. Se percibió por tanto aquella marcha como una réplica de las realizadas por el PP en Madrid, con asistencia de obispos y extrema derecha exhibiendo banderas victoriosas al paso alegre de la paz. Votar al PSOE equivalía entonces a votar a ETA, puesto que la complicidad entre los asesinos y Zapatero estaba científicamente demostrada. Había buenos y malos navarros como había buenos y malos españoles; los malos navarros eran, una vez más, los socialistas, que actuaban como tapadera legal de los verdugos. De ahí que a Miguel Sanz no le quedara en aquel tiempo otro remedio que utilizar políticamente el terrorismo para desgastar al Gobierno, etcétera, etcétera, etcétera. Pues bien, analizando lo que ha dicho en los últimos días este político reversible, tiene uno la impresión de que se ha convertido en un hombre de paja del PSOE. Si no se hubiera tragado en una semana más sapos de lo que es normal incluso en alguien que come de todo, se le podría aplicar su propia medicina y preguntarle qué hipotecas ha contraído con los amigos de los terroristas. Nos hacemos, pues, cargo del desconcierto de Rajoy y de la afasia de Acebes.
PARTICIPE. Puede escribir a Juan José Millás en cerbatanamillas@elpais.es |
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