Educar buenos ciudadanos

Está comprobado que la tutoría es un medio muy potente de personalización educativa. Tiene mucho que ver con lo académico y con los valores que se pueden transmitir en la familia y, por delegación, en el centro escolar. Es de gran eficacia para educar buenos ciudadanos.

Sabemos que en muchos centros educativos se estructuran y proponen objetivos de formación de actitudes, valores y normas compartidos entre padres y profesores. Después se comentan en asambleas de curso, en reuniones trimestrales con padres y se siguen, individualmente, en las tutorías.

Hemos de conseguir que se cumpla realmente el principio de libertad que tenemos los padres, por el hecho de serlo, para elegir el modelo de educación que queremos para nuestros hijos. Eso, en una sociedad democrática, se ha de respetar muy delicadamente.

No es de recibo que quien manda intente construir una ética civil obligatoria paralela a la personal. No es justo confundir la ética con las leyes. La ética es previa a la ley, es base de las leyes justas. Uno puede valorar la pena de muerte como no ética, a pesar de que algunas leyes mandasen ejecutarla.

Es por ello que urge reclamar unos contenidos diferentes en esta materia educativa, que se ciña a la Constitución y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero que no entre en valoraciones morales. Lo que es formal de la democracia es muy importante, básico para la buena convivencia, pero no puede ser fuente de valor moral absoluto.

Y, por supuesto, una asignatura doctrinal, como Educación para la Ciudadanía, no ha de ser obligatoria.