Correr con mala pata
Toni Elías, convaleciente de una rotura de fémur, participará en el gran premio checo pese a necesitar muletas en cuanto se baja de la moto
Por descabellado que parezca, Toni Elías se sintió ayer más seguro cuando circuló subido a su Honda de MotoGP, de 220 caballos de potencia, que cuando se bajó y tuvo que andar. Bueno, lo de andar es un decir porque más bien renquea con sus muletas.
Apenas dos meses después de su costalazo en Assen (Holanda), Elías se recupera de la fractura de 16 centímetros en el fémur izquierdo que le ha impedido alistarse en las tres últimas carreras. Pero, como la mayoría de los motociclistas profesionales, el español es consciente de lo importante que es rondar por el paddock ahora, cuando se cierra la parrilla del próximo año y nadie se acuerda de quien no está. Debido a eso y a su estricta rehabilitación, mañana volverá a tomar la salida en un gran premio, el de la República Checa. Ayer ya rodó en los primeros ensayos libres y le fue mejor de lo que esperaba. No por los tiempos -en la primera sesión terminó el décimo y en la segunda el 14º-, pero sí por sus sensaciones sobre la máquina.
Una pernera de su mono es más ancha de lo normal para que quepa una protección especial
"Siento dolor, pero ya contaba con eso", dijo Elías mientras sorbía un mejunje reconstituyente de un color indescriptible. "Tal y como han ido las cosas, estoy seguro de que podré correr el domingo. ¿En qué condiciones? Ya se verá...", confirmó antes de describir los aspectos más críticos de correr en su estado: "Cuando más sufro es en los cambios de dirección [cuando la moto está inclinada hacia un lado y debe levantarla rápidamente y tumbarla hacia el otro] y en este circuito hay muchos".
Aunque pueda parecer demasiado precipitada, la reaparición de Elías estaba marcada con una equis y la elección de la fecha no se hizo de forma arbitraria. Además, se desplazó hace tres días al trazado de Misano, en San Marino, y dio unas cuantas vueltas en una Honda de serie para convencerse de que competir en Brno no era una locura. "La prueba me dio confianza para estar aquí, aunque la CBR [el modelo que probó] no tiene nada que ver con la ochocientos. La MotoGP es otra cosa. Es más rígida y se mueve mucho".
Si verle andar tal y cómo está sobrecoge, verle moverse encima de la moto aún causa más impresión. "Estoy conduciendo con mucha precaución. Cada maniobra la hago con mucha suavidad: abrir el acelerador, frenar, entrar en las curvas...". Por si las moscas, una protección especial le sujeta la zona lesionada. "Llevo una venda elástica, cubierta de fibra de carbono, por si me caigo", indica el catalán, que tuvo que pedir un mono de cuero especial para que la protección cupiera.
"He confeccionado a Toni un mono especial para esta carrera", cuenta Antonietta Secco. Su tarjeta la define como la encargada de desarrollar los de Alpinestars, una de las marcas más conocidas. Lejos de parafernalias, ella se encarga de remendar los trajes a los pilotos que se caen o, como es el caso, precisan una modificación excepcional. "Le he hecho la pernera izquierda seis centímetros más ancha que la derecha para que la protección quepa", aclara.
Además, Elías se ha traído a Brno a Ricard Huélamo, quien le ha acogido las últimas tres semanas en su casa, en el segundo piso del centro de fisioterapia que tiene en Quart (Girona). "Tratamos de seguir la misma rutina casera y añadimos mucho masaje", comenta el fisioterapeuta. "Cuando se baja de la moto, Toni necesita aceleración de la sangre, que en la zona de la lesión se queda bloqueada por la presión", atestigua Huélamo, que el lunes volverá a tener al motociclista durmiendo en su residencia.
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