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Reportaje:

De Malí al Mulhacén en chanclas

Un africano 'sin papeles' es hallado en el pico más alto de la Península. "¡Piernas fuertes, piernas fuertes!", dijo

Jorge A. Rodríguez

La pregunta que cualquiera se haría al conocer la aventura de Tony Brascons es ésta. ¿Qué hacía un inmigrante sin papeles de Malí caminando en chanclas y canturreando entre el Veleta y el Mulhacén? La cuestión aún no tiene respuesta, porque el joven, de 27 años, no se lo ha contado ni a la Guardia Civil, ni a la policía, aún menos a unos montañeros que se toparon con él ni tampoco al agente de Medio Ambiente que lo bajó hasta el centro de Hoya del Portillo, en Sierra Nevada. Lo único que le han oído es cómo tarareaba unas canciones, alegre pese a su captura, y que, ante la pregunta de cómo se las había ingeniado para subir el pico más alto de la Península, únicamente chapurreaba en español: "Piernas fuertes, piernas fuertes".

El martes a la hora de comer, unos montañeros que se dirigían al pico del Veleta se encontraron con el joven. Iba vestido con una camiseta, una camisa, un pantalón vaquero y unas chanclas. Nadie en su sano juicio, salvo que la desesperación le empuje, salta por esos andurriales de esa guisa, donde hay neveros perpetuos, el viento pega con fuerza y los cantos pueden torcer o cortar un pie.

Los montañeros lograron convencerlo para que se resguardara en el refugio de Carigüela, una construcción de piedra y chapa, situada a 3.200 metros de altura, a pocos metros del pico del Veleta (3.392). Le dieron agua y comida y, no se sabe bien en qué lengua, le preguntaron si necesitaba más ayuda, porque ellos estaban dispuesto a llamar a las autoridades.

El joven les pidió por favor que no llamaran a nadie, porque, les dijo, se encontraba perfectamente. Los montañeros decidieron seguir con su plan y se alejaron del refugio, pensando que el joven se iba a quedar allí descansando y que, antes o después, llegaría más ayuda. Pero, antes de perder de vista el refugio, vieron al maliense salir a la intemperie y perderse otra vez por las cumbres. Brascons, por si el Veleta no es lo suficientemente alto, se fue hacia el Mulhacén, el pico más alto de la Península, con una altitud de 3.482 metros. Más frío, y más nieves perpetuas. Y el joven, en chanclas.

Tony Brascons fue localizado por un agente de Medio Ambiente allí, en mitad del Mulhacén, quien se lo llevó hasta la Hoya del Portillo, en Capileira, a 2.150 metros de altitud. Los agentes llamaron a la Guardia Civil. Allí que se fueron, aunque extrañados, a recoger a un joven que hablaba poco, canturreaba algo y se sentía alegre.

Los guardias civiles llegaron hasta la barrera de la Hoya del Portillo, a partir de la cual los coches privados no pueden seguir y es necesario tomar un autobús. Y allí estaba el joven. Los agentes que lo escoltaron creen que Brascons "no estaba bien de la cabeza". No hablaba español ni francés. Le hicieron como pudieron las preguntas de rigor. Cómo se llamaba, de dónde era, cómo había llegado hasta allí y cuándo.

El hombre les canturreaba y se daba golpes en los muslos, a la vez que insistía "piernas fuertes, piernas fuertes". Vaya a saber cómo, les dijo que se llamaba Tony Brascons, que era de Malí, del país de los Dogones, y que había pasado una noche en Sierra Nevada antes de que se toparan con él que, pese a las apariencias, se encontraba perfectamente. Sin agua ni comida y en chanclas.

El joven, que carecía de cualquier documento y de permiso de residencia, fue trasladado hasta la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Motril. ¿Llegó Brascons en una patera a las costas de Granada y andando, andando llegó a Sierra Nevada? "Es posible, pero no lo sabemos", contestaban ayer policías y guardias consultados cuando se les preguntaba por las tribulaciones de este maliense que ha hecho el camino inverso al que recorrió el pachá Jaudar Baxa, un morico de Cuevas de la Almanzora que, en 1591 se puso al servicio del sultán de Marraquech tras su expulsión de la Península, conquistó el País Dogón e instaló su capital en Tombuctú. Su ejército calzaba babuchas y sandalias.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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