La 'Festa' de todos
Desde su nacimiento hasta el último tercio del siglo XIX, la preparación, la organización e incluso, la opinión sobre La Festa ha sido responsabilidad exclusiva de los ilicitanos. Ellos tenían el remedio, ellos eran capaces de sortear todos los obstáculos que surgían para sacarla adelante, ellos se preocupaban de protegerla de los intentos oficiales de prohibirla y ellos la adaptaron a las necesidades y posibilidades de cada momento.
En los últimos años del siglo XIX, se inició un fenómeno que fue decisivo para la orientación futura de La Festa: su descubrimiento por los intelectuales extranjeros del momento. El Misteri dejó de ser en estos años una celebración íntima y propia de la ciudad para transformarse en una pieza digna de ser estudiada, glosada, criticada y divulgada por los estudiosos, publicistas, periodistas y musicólogos que venían a Elche invitados por personajes locales. Es en este momento cuando comenzó a valorarse La Festa, no ya desde el punto de vista festivo, religioso o tradicional, sino artístico, como una obra de teatro, como un espectáculo. Valoración que tuvo su punto de inflexión evidente en la "restauración" del año 1924 y ha ido en progresión a lo largo de todo el siglo XX.
En la última década de esta centuria, ante la crisis económica sufrida por la industria zapatera, motor económico de la ciudad desde los años cincuenta, las fuerzas políticas y económicas locales pusieron en marcha diferentes movimientos de planificación y estrategia a corto y largo plazo. Era un intento de encontrar alternativas para sustituir y diversificar el nombrado motor, prácticamente único hasta este momento, que permitiera el mantenimiento de la población.
En este sentido, el Misteri d'Elx ha entrado dentro del interés de la ciudad por dignificarlo, divulgarlo y potenciarlo, no ya como la celebración comunitaria que siempre ha sido, visión que ahora mismo se está diluyendo y sólo un pequeño núcleo de la población mantiene viva, sino como un elemento singular y atractivo que puede favorecer la presencia de visitantes y, por tanto, beneficiar económicamente la ciudad. En paralelo, las características del drama asuncionista lo hacen una manifestación muy especial. Su representación solamente dura unos pocos días al año y para un número ciertamente reducido de espectadores -los que caben en el interior de la basílica de Santa María-, hace que, por fortuna para la Festa, su "venta" sea compleja y claramente minoritaria.
El Misteri vive ahora mismo un proceso que parece imparable en el sentido de desligarse de sus vínculos tradicionales y convertirse en un espectáculo de alta cultura. Estas dos visiones sobre la Festa -la tradicional y la espectacular- intentan mantener un equilibrio ciertamente inestable porque se ve constantemente influido por las nuevas visiones globalizadoras, por los nuevos intereses económicos de la sociedad o por las nuevas costumbres. Por esto, cuando este equilibrio se rompe, o simplemente se desplaza ligeramente en un sentido o en otro, surgen polémicas y enfrentamientos.
Asegurado el sostenimiento económico de la celebración, comprometidas las fuerzas políticas en mantenerla, custodiado su desarrollo desde mayo de 2001 por el organismo internacional más alto en materia cultural, no es, además, suficiente. La fragilidad de su naturaleza hace que la Festa se vea constantemente amenazada. Por ejemplo, ante los intentos de hacerla rentable a costa de sacrificar una parte fundamental de sus valores intrínsecos.
Es necesario, por tanto, reforzar los elementos identitarios y comunitarios presentes en la Festa, intentar por todos los medios el equilibrio metaestable que sufre la Festa, para que no se rompa definitivamente. Hay que unir esfuerzos a todos los niveles y reclamar a los responsables de la organización y salvaguarda del drama asuncionista que trabajen en este sentido, que sepan conservar la Festa como espíritu de la ciudad de Elche, al menos de una parte destacada de ella y como una parte fundamental de la historia y cultura valenciana. Este es el encargo que, sin duda, hace la Unesco en su declaración de Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
Sólo con una vinculación fuerte de este tipo se puede asegurar el futuro de una Festa auténtica, apasionada y apasionante, como la que hemos heredado de nuestros antepasados. Una Festa que los ilicitanos, en nombre de toda la Humanidad, tenemos la obligación de custodiar y legar intacta a las generaciones futuras. Porque, recordémoslo, la Festa d'Elx es ahora también, ya oficialmente, la Festa de tots. Y por tanto, todos somos ya responsables de su pervivencia futura.
Joan Castaño es Arxiver del Patronat del Misteri d'Elx. Premi d'Assaig de la Generalitat Valenciana en la modalitat en valencià 2007.
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