Todos en un mismo saco

Leía el pasado 29 de julio en EL PAÍS la entrevista realizada a María Marcos Salvador, directora del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado, y el título rezaba así: "Las fronteras son permeables para capitales, personas y crimen organizado". Y yo sigo "... y no lo son para aquellas personas que con su pasaporte en regla tratan de venir de vacaciones a nuestro país".

Y lo digo porque con el pasaporte en regla pero sin la carta de invitación, de normativa reciente, a una turista le ha sido negada la entrada a nuestro país, y sometida a un aislamiento de más de dos días en el mismo aeropuerto de Barajas. Con el pasaporte en regla, selladas la entrada y salida de España el pasado verano, con billetes de avión de ida y vuelta, dicha turista fue retenida por los agentes de la policía sin ser informada de que tenía derecho a la asistencia de un abogado, y sutilmente le hicieron firmar un documento en el que aceptaba, sin saberlo, su repatriación.

A pesar de atentar contra los derechos humanos, esta falta de información y manipulación sería lo menos grave, pues tras el aislamiento sufrido y las malas condiciones de la sala de incomunicación, dicha turista fue amenazada y maltratada psicológicamente hasta su desorientación y humillación. Tratándola como una auténtica "delincuente", jugaron con sus sentimientos y su dignidad. Sólo ruego a quienes les competa la selección del personal en los cuerpos de seguridad del Estado que reflexionen sobre la necesidad de tener personal cualificado y capacitado para tratar con las personas de forma educada y a la altura de las circunstancias. Es una cuestión de derechos básicos. Josep Maria Castellanos Llorens. Barcelona.